Cambió la ingeniería de sistemas para seguir la voz de su corazón. Desde niña siempre supo que la gastronomía marcaría su senda. Durante el confinamiento por la pandemia tomó la decisión de crear Dulce Cocina, plataforma que capacitó a las personas con talleres para que emprendieran negocios desde casa. Hoy, tiene más de 10 mil alumnos en todo el mundo.

¿Recuerdas cuál fue el momento que dijiste “quiero ser chef”?

Siempre me gustó cocinar, pero fue en el 2003 que decidí escuchar a mi corazón y cambiar de carrera. Yo estaba a la mitad de mis estudios como ingeniera de sistemas, y aunque tenía muy buenas notas, mi amor por la cocina pudo más.

¿Qué hace que una cocina sea realmente dulce?

El amor, la paciencia y la dedicación que ponemos. La cocina, sobre todo los postres, deja marcado nuestro sello en los recuerdos más profundos de quienes nos rodean. La cocina es la representación pura del amor.

¿Cuál es el significado que tiene la cocina para ti?

La cocina me acerca a mis antepasados porque replico sus recetas y los recuerdo a través de sus sabores. La cocina es magia pura porque dejamos un pedacito de nuestro corazón.

Durante la pandemia hiciste talleres virtuales gratuitos ¿qué te motivó hacerlo?

El querer ayudar a autogenerar un ingreso a las personas que no tenían trabajo. Brindamos recetas sencillas y súper creativas para que puedan venderlas fácilmente. Las clases tenían horario de ingreso, pero nunca de salida.

¿Cuál era el mayor valor de los talleres en sus inicios?

Los talleres siempre fueron más que una simple receta. Había una gran necesidad del emprendedor por sentirse acompañado. Se les asesoró para que sepan comprar los insumos adecuados y no perder el dinero que tenían. Era indispensable generar la confianza suficiente para que se animen a realizar las preparaciones.

¿Cómo creció tu comunidad de alumnos? ¿Cuáles fueron sus comentarios al inicio?

Mis alumnos pasaban la voz a otros compañeros y así sucesivamente. El grupo pequeño se convirtió en una comunidad internacional muy bonita. Los talleres están acompañados de un grupo de WhatsApp donde nos apoyarnos siempre. Ellos son mi impulso para dar lo mejor de mí.

Me comentaste que tienes alumnos en el extranjero ¿Cuál fue tu reacción al ver que se conectaban de otras partes?

Un agradecimiento profundo y mucha alegría. Dulce Cocina tiene alumnos de Francia, España, Turquía, Argentina, Panamá, Chile, Paraguay, Bolivia, México, Cuba, Venezuela, Estados Unidos, entre otros países.

La repostería es un arte que pocos dominan ¿Cómo haces para que el público no se sienta intimidado?

Les enseño que debemos de tener mucha paciencia, que equivocarnos es parte del proceso y siempre les cuento anécdotas mías, y les recuerdo que, aunque yo ahora tenga un poco más de experiencia que ellos, en algún momento de mi vida estuve en su mismo lugar.

¿Qué te ha enseñado la repostería en tu vida diaria?

A tener mucha paciencia, ser empática y proactiva con toda mi comunidad.

También me comentaste que estudiaste ingeniería de sistemas y que lo cambiaste por la gastronomía ¿Hay algún factor en común entre ambos que te hayan permitido estar donde estás hoy en día?

La paciencia y la creatividad para elaborar soluciones y así poder brindar un producto final optimo que satisfaga a las personas.

¿Cuál es el mejor consejo que te han dado para este camino que vienes recorriendo?

Nunca dejes de soñar, nunca dejes de creer. Los sueños pueden hacerse realidad, si realmente lo quieres, solo debes de luchar por ellos.