IXCANUL

Una sorpresa en la competencia oficial de ficción del 19° Festival de Cine de Lima es la coproducción guatemalteco-francesa “Ixcanul”, sólido relato de ambientación rural y auspicioso primer largometraje de Jayro Bustamente.

La historia, escrita por el propio Bustamente, ilustra las andanzas de una joven indígena llamada María, de 17 años, quien vive en una pequeña propiedad al pie de un volcán en compañía de sus padres. La falta de recursos económicos ha obligado a los progenitores a arreglar el matrimonio de María con un hombre al que ella no ama. Tal situación provocará un acto de rebeldía en la muchacha con consecuencias inesperadas.

La propuesta narrativa ofrece una honesta visión de varios temas cruciales. Por un lado, el marcado contraste entre el mundo campesino maya -con sus rituales ancestrales, su propio lenguaje y su desconocimiento del idioma español- y la distante urbe. Por otro, la falta de comunicación entre ambos mundos que acentúa la marginación de los indígenas frente a hechos que escapan a su comprensión. Y en medio de todo la presencia amenazante del volcán, que fortalece la dimensión telúrica de la historia.

La capacidad de observación de Bustamante se traduce en apuntes precisos sobre el drama al que María se ve arrastrada, tras quedar embarazada primero y luego al descubrir que la criatura ha desaparecido. Logradas escenas como, por ejemplo, las de María y su madre tomando un baño purificador o aquella otra en que la joven desentierra el ataúd de su bebé, nos muestran la mirada profunda de un realizador a seguir.

"El abrazo de la serpiente" es la nueva cinta del colombiano Ciro Guerra, que se acerca al universo indígena de una manera bastante peculiar. La estructura narrativa se presenta en dos tiempos. En 1907, un explorador alemán se adentra en las profundidades de la selva para hallar una planta con supuestos fines medicinales. 40 años después, otro explorador llega al mismo lugar siguiendo la ruta del anterior. El elemento común entre ambas travesías es un indio llamado Karamakate, suerte de chamán ofuscado y temeroso a la vez por la presencia del hombre blanco.

Guerra plantea un relato de aventuras, en un blanco y negro con muy buenos contrastes, en el que sobresalen los episodios que reúnen al primer viajero, su asistente y Karamakate joven. Especialmente aquel en que llegan a una misión habitada por varios niños controlados por un cura catequista que impone la palabra divina con violencia.

Los segmentos del segundo viajero y Karamakate viejo son menos interesantes y tienden a prolongarse más de la cuenta, aunque la accidentada visita al santuario controlado por un desquiciado 'santón' está bien resuelta en una curiosa orgía que recuerda -a la distancia, vagamente, si se quiere- el demencial entorno del militar Kurtz en "Apocalypse now" (1979), de Francis Ford Coppola.

No obstante algunos desajustes, estamos ante una travesía entre antropológica y mística, exenta de cualquier atisbo de exotismo y narrada con mano segura, en la que aflora una cierta sensación de asombro ante lo desconocido y misterioso. Por momentos, incluso, pareciera estar algo influenciada por el afiebrado universo del alemán Werner Herzog.