“Anomalisa” es una película de animación extraña y cautivante a la vez. El responsable es Charlie Kaufman -en codirección con Duke Johnson-, hábil guionista cuyas peculiares historias suelen mezclar realidad y fantasía con bastante originalidad y no poca audacia. Ha escrito libretos para Spike Jonze (“¿Quieres ser John Malkovich?”, “Ladrón de orquídeas”), Michel Gondry (“Human nature”, “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”) y George Clooney (“Confessions of a dangerous mind”), y se lanzo como realizador con la comedia dramática “Synecdoche, New York” (2008), no estrenada en cines locales. 

“Anomalisa” es su segundo largometraje, realizado con el viejo sistema de 'stop motion' (cuadro por cuadro) debidamente digitalizado, usando muñecos que representan a los seres humanos. Hay que destacar el hecho de que la cinta está nominada al Oscar en la categoría de mejor filme de animación y se proyecta únicamente en la sala de arte de UVK Larcomar, en Miraflores. Además, agradecer a los programadores de la mencionada sala por darle al publico la oportunidad de ver una película animada -para adultos- muy diferente a lo que habitualmente se suele exhibir.

Una historia bastante sencilla sobre el papel tiene un tratamiento muy elaborado. Michael Stone (voz del británico David Thewlis) es un motivador profesional, autor de un bestseller, que viaja a Cincinnati por un día para dar una conferencia. Aburrido de su soltaria estancia en la única noche que pasará allí, en un hotel de lujo, conoce casualmente a una joven llamada Lisa (voz de Jennifer Jason Leigh) y se siente inmediatamente atraído hacia ella, pensando incluso en la posibilidad de abandonar su hogar para buscar la felicidad a su lado.

ATRAPADO EN LA MONOTONÍA. Desde el inicio llama la atención el hecho de que Michael sea distinto -o lo perciba de esa manera- que el resto de congéneres, quienes efectivamente se parecen entre sí, tanto hombres como mujeres, aunque todos lucen rostros con marcados detalles que los asemejan a una suerte de máscaras que podrían intercambiarse. Curiosamente las voces de los demás son interpretadas por el actor Tom Noonan, lo que les da una tonalidad monocorde. Justamente la necesaria para que Michael se sienta como atrapado en una monotonía existencial. Salvo él, todos -incluyendo a su familia- se ven y oyen iguales.

La presencia de la inofensiva Lisa, con su suave voz femenina, hace que Michael la encuentre original, llamativa. Y el hecho de que ella no se sienta particularmente atractiva, sino más bien una chica común y sin cualidades provocará que él la describa como una 'anomalía', lo que le da su pleno sentido al título de la película. La rápida atracción entre ambos da lugar a un encuentro sexual bastante gráfico, pero mostrado con naturalidad y hasta cierta ternura. El hombre insatisfecho, en crisis personal y familiar, de pronto se ilumina a través de su breve contacto con la chica y piensa que puede cambiar su futuro.

Sin embargo, la gratificante experiencia tiene el sabor de lo efímero, de que las cosas no se pueden transformar tan fácilmente. Y aunque la conclusión pueda adivinarse, lo cierto es que Kaufman y Johnson nos dejan una sentida aunque algo desencantada reflexión, tan humana como si se hubiese filmado con seres de carne y hueso, sobre la identidad, la soledad y quizás el miedo a ser diferentes.

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