La tercera pesquería más importante de nuestro país es la del jurel; sin embargo, lamentablemente, solo se consume en promedio 3.9 kilos per cápita al año de esta especie, una cifra considerablemente baja si tenemos en cuenta que es un recurso que abunda en nuestro mar y que, por su alto contenido proteico y por ser rico en Omega 3, es muy preciado en la mesa de todos los peruanos. No en vano se le conoce como el “pollo del mar”.

Sin embargo, las personas podrían incrementar su consumo si contáramos con políticas públicas que lo promoviesen. Para lo cual, sería necesario en primer lugar que, tanto la flota artesanal como la industrial, puedan acceder de manera oportuna al jurel y que éste no sea limitado a la pesca industrial para beneficiar a unos pocos en detrimento de los 33 millones de peruanos.

En segundo lugar, nuestras autoridades deberían aprovechar esta circunstancia justamente para ampliar la cuota asignada a la flota industrial, en vez de limitarla como ha ocurrido, sin ningún sustento técnico, en las últimas dos temporadas; toda vez que el jurel, al ser un recurso altamente migratorio, de no ser aprovechado en nuestras aguas, migra hacia Chile y Ecuador, beneficiando a los países vecinos y regresa a nuestro mercado -aunque resulte inverosímil- como recurso importado en desmedro de los miles de hogares peruanos que se ven forzados a pagar más por algo que muy bien pudo haber sido producido en nuestro país.

Por último, limitar la cuota del jurel para la flota industrial en un momento en que lamentablemente, a raíz del derrame de petróleo originado por Repsol, algunas especies están escasas en los mercados, y donde la economía familiar de muchos peruanos sigue afectada por la crisis sanitaria, política y económica que nos aqueja, resulta un despropósito que debería llevar a nuestras autoridades a repensar este tema. Aún estamos a tiempo de tomar decisiones a favor del pueblo peruano.