Con su silencio y evasiones frente a las investigaciones que realiza el Ministerio Público para aclarar el origen de los relojes Rolex que ha venido exhibiendo en actividades públicas desde hace varios meses, la presidenta Dina Boluarte está empañando no solo la credibilidad y ética que debe mostrar un jefe de Estado, sino también dañando la labor de su equipo ministerial que tiene integrantes que han salido a incinerarse públicamente con “defensas” hacia su jefa que son más bien risibles.

Inicialmente vimos al premier Gustavo Adrianzén actuando como escudero de la mandataria, luego a las ministras de Cultura y Desarrollo Agrario y Riego afirmando que los cuestionamientos a su jefa eran por el hecho de ser mujer. El mismo día salió el titular de Salud a decir que las críticas por los Rolex venían de los grupos de poder. El jueves el ministro del Ambiente defendió que la mandataria apele a su “recargada agenda” para no recibir a quienes la investigan.

Lo cierto es que ahora que tenemos una mandataria dispuesta a correrse de las investigaciones del Ministerio Público, una señal clara de que le cuesta aclarar el origen lícito de los relojes, todo esto a pesar de que dijo que colaboraría con las pesquisas, dónde quedan los ministros que la defienden públicamente a pesar de que ellos están al servicio del Estado y no de una presidenta metida en problemas. La jefa de Estado los ha dejado colgados de la brocha luego de jalarles la escalera.

En los próximos días el premier Adrianzén y su equipo irán al Congreso a pedir el voto de investidura. ¿Qué podrán exhibir como para ganarse la aprobación si en las últimas semanas solo se les ha visto blindando a quien solo debería defenderse personalmente o con sus abogados? ¿Qué credibilidad podrá exhibir un equipo ministerial que ha quedado descolocado por defender a una mandataria que no ha hecho lo que prometió: aclarar este escándalo ante el Ministerio Público y los peruanos?

El Perú afronta serios problemas y es penoso que se esté afectando más a un gobierno ya débil y cuestionado, por culpa de una mandataria que parece desesperada y errática al no saber qué hacer para dar una versión creíble sobre el origen de esos relojes que jamás se los pudo comprar con sus ahorros. Qué poco amor por el país, qué poco respeto de la señora Boluarte hacia el ciudadano de a pie que espera que sus autoridades hagan algo frente a sus problemas.

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