A todas luces, los seis cambios que realizó la presidenta Dina Boluarte en el gabinete ministerial en la noche del lunes, han sido un parchado de emergencia producto de una negociación con diferentes bancadas del Congreso para obtener el voto de confianza que hoy pedirá ante el Pleno el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, quien llegará golpeado y con flancos abiertos al ataque por el prolongado escándalo de los relojes Rolex de la jefa de Estado.

Con su inexplicable patrimonio en relojes y joyas, la mandataria ha cedido ante un Congreso impopular y plagado de pillos y sinvergüenzas, al que además se le acaba de dar un “cariño” de 50 millones de soles adicionales a su presupuesto 2024. Son las consecuencias de tener rabo de paja, lo que obliga a hacer negociaciones poco claras a fin de garantizar el voto de investidura a un gabinete presidido por un personaje que solo ha hecho noticia por blindar a la presidente ante el escándalo en el que está metida.

Realizados los cambios a última hora y casi con una pistola en la sien, a los peruanos nos queda esperar que los relevos sean los más adecuados, sobre todo en el sector Interior, pues la violencia en las calles está para llorar mientras el gobierno con sus sucesivos ministros no logra encontrar el rumbo que permita al menos reducir la ola de asesinatos, robos y extorsiones que nos golpean, a lo que se suma el retorno de los secuestros con torturas que en algunos casos terminan en crueles asesinatos.

Algo similar se espera con la llegada de Morgan Quero Gaime al Ministerio de Educación, que tendría que marcar un antes y un después en un sector clave para la formación de los futuros ciudadanos del Perú, que no pueden seguir asistiendo a clases en colegios públicos que se caen a pedazos, con docentes que solo piensan en cobrar más a cambio de dar un pésimo servicio y con currículas que no les dan las herramientas necesarias para ser competitivos a futuro en el mundo académico y profesional.

Interior y Educación son sectores vitales en el día a día de los peruanos. Por eso, aunque no se le puede pedir mucho, es de esperarse que la presidenta Boluarte haya elegido bien a las personas que estarán al frente de dichas carteras. No se debe seguir experimentando ni haciendo cambios de manera irresponsable y como producto de las exigencias propias de una conflictiva coyuntura política generada por una mandataria metida en líos por usar joyas, cuyo origen no pude justificar. El ciudadano no merece esto.