En la semana que pasó, la ciudad de Trujillo por fin se libró de tener como alcalde a Arturo Fernández, quien estuvo un año en el cargo hasta que fue echado tras una sentencia condenatoria del Poder Judicial por haber insultado y faltado el respeto a una oficial de la Policía Nacional. Sin embargo, la llegada al cargo de este sujeto debe ser analizada muy bien, pues en esto tuvo gran responsabilidad el partido que lo lanzó como candidato a pesar de sus penosos antecedentes.

Fue Somos Perú la agrupación que hizo posible que este impresentable e inepto acceda al cargo de alcalde de una de las ciudades más importantes del país. Lo lanzó a pesar de sus actitudes circenses, de su conducta irresponsable durante la pandemia, de su machismo, de sus actitudes misóginas y de que no tenía el menor mérito para ser burgomaestre. Esta agrupación es la misma que postuló a Daniel Salaverry a Presidencia de la República y al vacado Martín Vizcarra al Congreso en 2021. Sí, pues, qué más se podía esperar.

Sin duda este partido que en algún momento fue importante para la vida política del país, tiene mucho que explicar a los electores de Trujillo. Debe asumir su responsabilidad por haber dado espacio a un sujeto que ya se veía que era un verdadero desastre. Sin duda la mencionada agrupación solo buscaba votos a cualquier precio. Por eso reclutaron al primer payaso y “loquito” que encontraron por allí haciendo show. Los dirigentes han actuado como verdaderos politicastros y los ciudadanos no deben olvidar quiénes son.

Irónico que esta agrupación, pese a los personajes que recluta, a los que habría que sumar a Alejandro Salas, el ministro convertido en vergonzante escudero número uno del corrupto de Pedro Castillo, reciba fondos del Estado y que parte de esos recursos vayan al bolsillo de su principal dirigente Patricia Li, tal como hemos informado ayer en Correo. Son esas cosas que solo suceden en el Perú por más que se sabe que la plata de todos los peruanos es despilfarrada por las diversas agrupaciones políticas.

Los peruanos debemos tomar nota de las agrupaciones que colocan a gente dudosa en cargos públicos. El país está como está por esta clase de personajes reclutados por los partidos, sea por su “billetera gruesa” o porque se ponen a bailar en un tabladillo armado en una plazuela para jalar votos. Por ellos nunca más se debe votar, deben ser castigados en las urnas. Es momento que los peruanos nos hagamos respetar y exijamos responsabilidad a quienes pretender ser autoridades.