“En el Perú no ha habido autoritarios, sino arbitrarios. Los autoritarios son partidarios y defensores del orden. Los arbitrarios son inspiradores del desorden y nada conservan excepto el poder que anhelan ejercer sin control ni moderación”, dijo hace algunos años el expresidente Valentín Paniagua, quien es un referente histórico de Acción Popular.

Su mensaje está más vigente que nunca. Y hay algunos arbitrarios que quieren llegar al poder gracias al Congreso, en el que paradójicamente Acción Popular es mayoría y preside la mesa directiva. Es evidente la labor de algunas bancadas que se mueven por intereses y no por convicciones, con actitudes premeditadamente provocativas. Su objetivo es simplemente crear las condiciones para que sus partidos lleguen el próximo año al Gobierno, con líderes que pueden mandar al diablo el sistema. Un corporativismo parlamentario alrededor de esta idea se viene imponiendo.

Hasta el momento, los congresistas de Acción Popular acompañan esta puesta en escena que se ubica en las antípodas de su doctrina e ideales. Su silencio, en muchos casos, y su cohesión, en otros, es una forma de complicidad, cuya consecuencia puede dañar la democracia a la que dice defender. Esperemos que cuando reaccionen no sea muy tarde.

La perspectiva que es un partido favorito al éxito en las elecciones del 2021, solo porque fue primero a inicios de este año, es una enorme estupidez. Si no se pone a la altura de su historia su camino irá directamente al abismo.

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