Es muy lamentable la crítica situación del Ministerio Público (MP). Las denuncias, acusaciones de soborno e investigaciones por pertenecer a organizaciones criminales al interior de la Fiscalía han minado la confianza pública en una institución que desempeña un papel crucial en la administración de justicia y en la lucha contra la corrupción.

En los últimos tiempos, el caso de la suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha generado un verdadero terremoto en el MP. Es evidente que este suceso socava la confianza de la población en esta institución del Estado. No en vano, hace poco, un sondeo de Datum daba cuenta que el 73% de peruanos con confiaba en la Fiscalía. De ellos, el 63% sostenía que el MP era corrupta y recibía coimas. Son cifras realmente alarmantes.

Es imperativo que las investigaciones se realicen con eficacia y se tomen medidas. Pero no podemos ser ciegos. Desde el lado de quienes están investigando a Benavides tampoco hay confianza en que hacen un fino trabajo profesional, pues la politización, parcialización y venganza son más que visibles.

Es hora de que las autoridades competentes tomen acciones concretas, contundentes y transparentes para depurar la institución y fortalecer sus mecanismos de supervisión y rendición de cuentas. El Perú merece una Fiscalía fuerte, independiente y confiable, capaz de garantizar la igualdad ante la ley y de enfrentar con determinación la corrupción en todas sus formas.

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