Invitado por el doctor Orlando Gutiérrez-Boronat, líder incansable por la libertad, asistí a la emocionante conferencia de prensa que se realizó en el Museo en honor a la Brigada de Asalto 2506 (Miami) donde los legisladores Mario Díaz Balart y Carlos Giménez, integrantes de la Comisión de Asignaciones que proporciona fondos para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos, lograron que la Ley para el año fiscal 2024 restablezca la primacía de los intereses estadounidenses, priorizando agencias y programas alineados con la seguridad nacional y defendiendo, por supuesto, la democracia y promoviendo la libertad.

Se trata, sin duda, de un gran logro para la causa de la libertad de Cuba. De un logro fruto del trabajo paciente y heroico de esos cubanos que no se rinden, de esos cubanos históricos que luchan dentro y fuera de las fronteras de Cuba por el ansiado momento de la restauración republicana y nacional. Me enorgulleció ver a estos campeones de la libertad apoyados por líderes de las comunidades colombianas, venezolanas, nicaragüenses, etc. La lucha por una Cuba libre es una lucha que trasciende todas las fronteras terrenales y temporales. Es la vieja lucha entre la libertad racional de la persona y el libertinaje luciferino de los que pretenden gobernar como dioses, siendo criaturas de carne y hueso, barro ideologizado que tarde o temprano yacerá en el desierto como todos los Ozymandias revolucionarios.

En la estela de Martí, conscientes de la raíz y la trascendencia de su lucha, los cubanos que construyen la transición hacia la República triunfan con cada paso que dan. El tiempo y la realidad son dos generales victoriosos. Su camino, aunque parezca difícil, solo tiene luz en el horizonte. Y su gloria será eterna, porque grande ha sido su sacrificio, tan inmenso como su país.

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