Hemos llegado a la mitad de un verano más cálido que lo habitual y no hace falta ser un genio para advertir que esta situación climática va a generar una explosión de los casos de dengue que tanto en 2017 con el Niño Costero, como el año pasado con el llamado Ciclón Yaku, nos pasaron factura con vidas humanas y la salida de la entonces ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, quien en 2023 creyó que estaba ante una situación pasajera, cuando en realidad se encontraba en medio de una crisis que superó su reacción.

El actual ministro de Salud, César Vásquez, ha dicho que se están tomando acciones y que para hacer frente de este mal su sector cuenta con 108 millones de soles, de los cuales 91 han sido transferidos a las regiones. Sin embargo, mal haría el jefe de la cartera en confiar en que los gobernadores, que en muchos casos no pueden ni nombrar buenos funcionarios, harán una buena labor con los recursos que tienen. Ya conocemos las debilidades de sus gestiones y de sus deficiencias en la ejecución de presupuestos.

Tanto en 2017 como el año pasado vimos a gente afectada que llegaba a centros de salud donde no había capacidad de atención, al extremo que los enfermos tenían que echarse en el piso o permanecer sentados en mototaxis en las puertas de hospitales y postas, en espera de que se libere una camilla para poder ingresar. Esto lo vimos en Piura, La Libertad, San Martín e Ica mientras en 2023, desde el Poder Ejecutivo nos decían que en 15 días la situación mejoraría, cosa que no sucedió.

El año pasado, ante el incremento de casos de dengue que nos llegó desde la segunda semana de marzo, el pretexto para la inacción era que tanto en el Poder Ejecutivo como los gobernadores y alcaldes estaban recién estrenando sus cargos. Esta vez no será así, por lo que el ministro Vásquez debería tomar nota de que si no actúa y evita una nueva crisis, podría meterse en un gran problema del que no lo salvarían ni sus portátiles ni los ayayeros con micrófono con los que sale a sus actividades.

Desde hace casi un año se sabía que se venía un verano complicado y que eso generará sí o sí la proliferación de bichos como los que trasmiten el dengue. Enviar dinero a regiones no es suficiente. Es necesario acompañar y supervisar para que el gasto sea eficiente y oportuno. No olvidemos que el año pasado “habilitaron” un hospital para atender esta enfermedad en Piura, pero que tuvo que cerrar sus puertas a las pocas horas porque no habían contratado médicos, ni enfermeras ni equipos. Puro show mientras la gente se moría.

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