Por primera vez en la historia del parlamentarismo, hoy 30 de junio, la ONU lo dedica a relievar el trabajo de los parlamentos y por esta fecha es la celebración del Día Internacional del Parlamentarismo. La fecha no es casualidad pues un 30 de junio de 1889 fue creada la histórica Unión Interparlamentaria que es la organización mundial de los parlamentos nacionales.

En esta columna no vamos a referirnos al origen del parlamentarismo con detalle, pero no podemos dejar pasar la ocasión para destacar al parlamentarismo inglés dado que fue en las tierras anglosajonas donde surge la teoría del sistema parlamentario. Convocado en 1215 con la dación de la histórica Carta Magna en los tiempos de Juan Sin Tierra, es cuando fueron establecidos los derechos de los barones -los antiguos y poderosos terratenientes- que fueron ungidos como tales para quedar al servicio del rey en los asuntos de Estado, siendo incorporados a su Gran Consejo.

Quizás convenga enfatizar de que, en el sistema político del parlamentarismo, el poder yace en una asamblea donde sus representantes, generalmente electos, tienen el monopolio de la actividad legislativa por lo que los parlamentos están dedicados en modo trascendente a la creación de normas jurídicas o leyes en un Estado.

De allí que en aquellas naciones donde el poder legislativo es mucho más fuerte que el ejecutivo, se suele decir que son Estados donde impera el régimen parlamentario que por lo demás históricamente no fueron otra cosa que las victorias contra los monarcas limitando sus prerrogativas como fue el caso de la Revolución Francesa de 1789 que se trajo abajo la dominadora idea monárquica del “Estado soy yo” de Luis XIV. La tarea de los legisladores o parlamentarios es parlar por lo que están todo el tiempo hablando, discutiendo, polemizando, etc.

Esto último es muy importante, por eso darles a los asambleístas, congresistas, diputados, senadores, etc., 2 ó 3 minutos para que expongan sus planteamientos es un completo atentado contra la naturaleza de la acción parlamentaria. Finalmente, la mayoría de los parlamentarios son nacionales, pero también los hay supranacionales, y la naturaleza de sus actividades en el fondo es la misma solo que en el frente interno de los Estados crean leyes y en el externo -Parlamento Andino-, las proponen.