La dignidad humana es un valor que reconoce a todos los seres humanos, actuar con libertad y autonomía haciendo uso de su razón, formar sus propias convicciones y ejercer sus decisiones acordes a su proyecto de vida, siempre que ello no afecte a terceros. Ningún ser humano puede ser tratado como simple medio, sino como un fin en sí mismo.

A partir de este concepto se irradian todos los derechos fundamentales, igualdad, libertad, vida digna, la obligación del Estado de generar las condiciones para conseguir el bienestar de la población, etc. Dignidad es un concepto amplio, que infiere progresión de derechos, pero a su vez puede ser mal interpretado, por ejemplo, soslayar la violencia poniendo por encima el derecho a la protesta, como lo viene haciendo este gobierno.

La tolerancia en el ámbito individual es aceptar aquello que nos disgustas. Dentro del ámbito del Estado de derecho, la tolerancia no puede ser concebida de la misma forma. Salir del marco legal significa infringir la ley con las consecuencias que ello significa para los infractores.

El mundo ha evolucionado, de un “Estado Natural” donde todos los hombres tenían derecho a todo, y donde el más fuerte se imponía al débil, al Estado de derecho donde prevalecen la ley y el orden, y es el Estado quien se encarga de hacer prevalecer ese orden a través de la ley, con mayor razón en un Estado constitucional y social de derecho como el nuestro, donde los derechos se han constitucionalizado.

Conceptos tan elementales no pueden ser desconocidos por el gobierno. Ataques contra la mina Apumayo, en Ayacucho; el bloqueo de Antamina, en Ancash; el incendio proyecto agrario Cañabrava, en Piura; no pueden justificarse con una maternal tolerancia amparada en el derecho a la protesta. Están atacando al corazón del país, que es la inversión minera y la agroexportación. Los trabajadores de las minas afectadas, los ciudadanos que sufren bloqueo de carreteras también tienen dignidad y derechos. Se necesita trabajo. Eso dignifica, y se obtiene con inversión. La violencia y su permisividad niegan esa posibilidad.