Para EE.UU. y su presidente, Joe Biden, no pudo producirse en mejor momento el desenlace de la muerte del líder del Estado Islámico, Abu Ibrahim Al Hashimi Al Qurashi, que viéndose cercado por comandos de élite, decidió autoeliminarse, estallando una bomba que cargaba en su propio cuerpo. Al hacerlo también murieron su esposa e hijos. Aunque en circunstancias distintas, cuando el servicio secreto estadounidense buscaba a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, también lo halló en una vivienda en las afueras de Islamabad, en Pakistán (2011). Claro que Bin Laden no tuvo tiempo para operar como Al Hashimi Al Qurashi aunque nadie hubiera tenido la certeza de que se decidiera por el mismo final. Lo único cierto desde nuestro análisis es que Joe Biden debe estar saltando en un pie por el resultado de la operación. Primero porque, aunque hubo muertos entre mujeres y niños que se hallaban en la misma casa donde se produjeron las detonaciones, lo que debemos lamentar, para los intereses en el frente interno estadounidense y para la propia tranquilidad del presidente Biden, no las hubo entre los comandos y eso le está dando margen al mandatario demócrata para capitalizar y difundir un resultado victorioso del que era inimaginable no sacarle rentabilidad política. Biden, de larga presencia en el Capitolio -ha sido senador gran parte de su vida política-, era de esperarse que haga lo que mejor sabe: vender un resultado políticamente con bombos y platillos. Es su mérito y no sería justo callarlo. Ahora bien, mirando el escenario internacional dominado por las tensiones entre Washington y Moscú por la cuestión de Ucrania, el violento desenlace en el noroeste de Siria le sirve a EE.UU. para monopolizar la lucha antiterrorista en el mundo y eso empodera. Las fuerzas de élite por las que la Casa Blanca tiene con creces razones fundadas para sacar pecho no tendrían por qué diferir de otras que pudiera tener entre sus tropas desplazadas cerca de Ucrania. Mensaje para Rusia que ha movilizado más de 100 mil hombres hasta la frontera cerca de la región ucraniana de Donbas. El cercamiento del líder de ISIS, que perdió al verse sin escapatoria, ha sido un trabajo minucioso, principalmente de inteligencia, que demuestra que Washington no desestima otros espacios geopolíticos sensibles del mundo.