Los peruanos poco difundimos el Combate de Iquique y la extraordinaria proeza de Miguel Grau en esa ocasión que le dio fama y gloria universales como el “Caballero de los Mares”.

El monitor Huáscar bajo el mando de Grau se enfrentó a la corbeta chilena Esmeralda, comandada por el capitán de fragata Arturo Prat, muerto en el combate. Hundimos a la Esmeralda y sus náufragos salvados gritaron “Viva el Perú generoso”.

En ese momento el hijo de Paita, ingresó en la Galería de los grandes como Nelson en Trafalgar (1815) y por su gesto, ha sido considerado “Precursor del Derecho Internacional Humanitario”, porque respetó el valor de la vida humana en medio de la guerra. Grau en una carta dirigida a Carmela vda. de Prat, en la idea de atenuar su dolor por la muerte del esposo, lisonjeó la figura del chileno abatido por el impacto entre las naves en combate.

Grau había hecho de Prat, sin proponérselo, el héroe que faltaba a Chile. Prat fue valiente, qué duda cabe, y merece el mayor de nuestros respetos. Los chilenos celebran hoy el Día de las Glorias Navales y siempre es feriado nacional. Nosotros ese tamaño de contemplación lo guardamos para el 8 de octubre, en que Grau se inmola en Angamos.

Es verdad que el Combate de Iquique lo celebran infaltables nuestros marinos y también en los liceos navales, pero no todos los peruanos. Para que eso cambie, hay que incorporarlo en la currícula escolar. Grau no fue grande por solamente morir en Angamos; además, no olvidemos que en aquella ocasión nuestra mejor nave, la fragata Independencia, sucumbió por perseguir a la chilena Covadonga en Punta Gruesa.