El Poder Judicial ha cometido un gran error y ha mostrado su peor rostro, el de la falta de humanidad y sentido común, al rechazar el pedido de los abogados de la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, quienes buscaban, con mucha lógica, que su patrocinada siga afrontando en su casa esta parte de la prisión preventiva dictada en su contra, y no en el penal de Chorrillos donde hoy se encuentra en grave riesgo de ser contagiada de coronavirus.

La señora Villarán tiene 70 años y padece de una enfermedad, lo cual de por sí la convierte en una persona vulnerable en caso contraiga la enfermedad. A eso se suma que no existe acusación ni sentencia en su contra, por más que haya gravísimas evidencias de los actos de corrupción que cometió durante su gestión, los cuales, además, han sido admitidos públicamente por ella en mayo del año pasado, días antes de ser detenida.

Durante muchos años he sido crítico de la ineficiente gestión municipal de la señora y de sus nexos nada santos con los delincuentes de Odebrecht y otras empresas brasileñas. Incluso en Correo denunciamos que pagó con recursos públicos una encuesta en la que de contrabando se hicieron preguntas relacionadas a su eventual postulación a la reelección en el año 2014. Todo eso tendrá que resolverlo la justicia.

Pero hoy el tema es otro, y es de índole humanitario. El Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria en Delitos de Corrupción debió permitir ayer que la señora Villarán pase esta parte de su arresto preventivo en su casa, al cuidado de su familia y lejos de la posibilidad de contagio, que es muy latente en cualquiera de nuestras cárceles siempre hacinadas y con un eficiente sistema de salud interno, que impide garantizar la salud de los reclusos.

Al declarar infundado el pedido de la defensa de la exalcaldesa, el juez Jorge Chávez Tamariz ha pedido al Instituto Nacional Penitenciario (INPE), “bajo responsabilidad”, que adopte las medidas necesarias para evitar el contagio de la investigada, como si fuera tan fácil en nuestra realidad penitenciaria. Lamentable, por donde se mire, esta decisión judicial que creo que ni el más duro crítico de la exalcaldesa de Lima podría celebrar.