El calvario en Semana Santa es para nuestros hermanos que sufren por las inundaciones, desbordes y huaicos. Las terribles lluvias caídas en el norte y el sur del país han generado muchos desastres. Todos han clamado ayuda a sus autoridades, pero nadie da soluciones. Los gobiernos en todos sus niveles, desde el central hasta el local, han demostrado incapacidad, negligencia y rapacidad. Y el Congreso no se queda atrás. Están más enfocados en comer bien y viajar a buenos lugares que en legislar a favor de los más vulnerables. ¿Alguien podría responder qué provechoso tiene para el Perú que un congresista gaste 12 mil soles diarios en una visita a Hungría?

Si los legisladores dicen que son sacrificados y algunos reclaman porque ganan poco, se ve que “cargan su cruz” con buen humor. En realidad, la cruz que cargan los políticos pesa poco, porque ya ni les interesa que la gran mayoría de peruanos los rechace. Les resbala. En cambio, la cruz que carga la gente es como un hormigón armado y nadie la ayuda. Las autoridades siempre brillan por su ausencia ante las emergencias. Y en su ruta no hay una vida mejor, solo hay tragedias.

La situación de una parte del país es muy mala por las lluvias torrenciales. Muchos compatriotas están perdiendo todo. En 1983, 1998 y 2017 hubo también diluvios y graves consecuencias, pero nadie aprendió la lección. No se ha resuelto el problema de los drenajes y no se han tomado medidas de prevención ante fenómenos que son cíclicos. Además de una fuerte inversión se necesitan planificación y técnicos que solucionen con rapidez esta terrible situación.