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Se presentó ante el Congreso el nuevo gabinete presidido por César Villanueva, para exponer y debatir la política general del Gobierno (investidura) planteando la cuestión de confianza por mandato del artículo 130° de la Constitución, que le fue otorgada por la amplia mayoría de los congresistas.

Extrañó ver en días previos a connotados parlamentarios del partido PPK cuestionando algunas decisiones políticas del presidente Vizcarra, o que formularan declaraciones dubitativas sobre la cuestión de confianza, olvidándose de que son el partido de gobierno. Finalmente, votaron a favor de la cuestión de confianza, como correspondía a su condición de tales. Lo que no extrañó fue la votación en contra de los congresistas del FA y NP (como siempre lo ha hecho), demostrando que son los verdaderos obstruccionistas. Tampoco sorprende la votación en abstención del congresista Y. Lescano, quien viene reclamando (ahora en solitario) el cierre del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones, evidenciando encontrarse políticamente más cerca de V. Mendoza que de sus propios correligionarios de AP. Sin embargo, el mismo día, el PE presentó el PL solicitando facultades delegadas (anunciadas en días previos) sin esperar el otorgamiento de la cuestión de la confianza, sorprendiendo a todos y motivando reacciones adversas, incluso de aquellos mismos que, finalmente, se la otorgaron. Al respecto, cabe preguntarse: ¿por qué se apresuró a presentarlo, sobre seis materias específicas, sin coordinar con la bancada de gobierno? ¿Por qué estos pretendían incorporar al pedido de facultades delegadas materias que corresponden ser legisladas exclusivamente por el Congreso? Estas interrogantes deberán ser absueltas oportunamente por el gabinete, presidido por un conspicuo representante de las provincias, y conformado en su mayoría por técnicos, sin mucha experiencia política, que han superado la investidura, pero todavía no han convencido sobre las facultades delegadas.