Huaicos, deslizamientos e inundaciones han generado viviendas colapsadas, damnificados y muertes hace algunos días en las regiones de Arequipa, Huancavelica y Junín. Y eso no es todo, el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) emitió en las últimas horas un “aviso de corto plazo ante posible activación de quebradas” de manera severa y extrema en provincias de los departamentos antes señalados más Áncash, Ayacucho, Cusco, Huánuco, Ica Lima, Madre de Dios, Pasco, San Martín y Ucayali.

Ante estos eventos naturales, debido a las intensas lluvias, las autoridades regionales y municipales no están preparadas para afrontar riesgos tan graves. Y el colmo es que el año pasado se dejaron de invertir 371 millones de soles en la prevención de desastres. La capacidad de gestión de los gobiernos subnacionales vuelve a estar en tela de juicio frente a esta coyuntura. No se ve esfuerzo y mucho menos sacrificio para resolver esta tarea. Así de nada vale responsabilizar al Gobierno central de sus errores e indolencia. No ejecutar proyectos significa colocar a la población en un estado próximo a la indefensión frente a la arremetida de la naturaleza. La capacidad de servicio tiene que ver con gastar bien y eso no están haciendo ahora muchos que solo se dedican a pedir que se vayan todos, menos ellos.

Tragedia también es que tengamos autoridades que actúan con ineptitud, irresponsabilidad, improvisación, desidia y hasta indiferencia frente a sucesos previsibles en nuestra accidentada geografía.