El desmadre en la Fiscalía continúa. La Junta Nacional de Justicia decidió abrir proceso disciplinario a las fiscales Sandra Castro y Rocío Sánchez por presunta conducta impropia durante la investigación del caso “Los Cuellos Blancos del Puerto”.

Lo revelado en los últimos días hace necesario un enfoque objetivo de esta situación. Hay que tener ojo crítico, pero también la capacidad de análisis para interpretar las tensiones del momento en una institución clave en el dispositivo de justicia de nuestro país. La prioridad es encontrar soluciones urgentes para que no se contamine la indagación de uno de los casos más emblemáticos de corrupción.

Es muy grave que hoy por hoy la institucionalidad del Ministerio Público quede en entredicho. El peligro es que estos enfrentamientos, a punta de dimes y diretes, al interior de la Fiscalía signifiquen cierta capacidad de destruir potencialidades para combatir la corrupción en nuestro país. Sería ideal que los protagonistas y sus superiores visualicen el problema en su real dimensión. Ya no hay tiempo para peleas intestinas, que solo son señales que llevan a la confusión y al desconcierto de los peruanos, y a veces como ahora, también de sus propios equipos.