Luego de esquivar al macabro Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) para salir del país, finalmente Juan Guaidó ha regresado a Venezuela -es la segunda vez que lo hace- en una clara muestra de valentía política frente a la dictadura de Nicolás Maduro que lo amenazó de mil formas recordándole que la “justicia” haría su trabajo -seguramente deteniéndolo y encarcelándolo- pues el régimen se encargó de que tuviera orden prohibitiva de salir del país.

Al hacerlo, estaba claro que Guaidó había faltado a la ley y así la dictadura contaba con un pretexto para neutralizarlo; sin embargo, Guaidó, recientemente vuelto a ser confirmado por la Asamblea Nacional de Venezuela como su presidente y en esa calidad constituido en presidente interino de Venezuela -Maduro es un usurpador del poder-, y, además, reconocido por más de 50 países como jefe de Estado interino, llevó adelante una gira por Colombia, Europa y Norteamérica -23 días-, lo que irritó al dictador que poco pudo hacer para evitarlo.

Más trágico es el escenario para Maduro porque ha tenido que comerse el sapo con la reiteración de sus hostilizaciones con la única idea de diezmar al joven mandatario. Guaidó es valiente y creo que a estas alturas de todo lo sucedido en Venezuela desde que asumió el difícil liderazgo político, achacándole pocos resultados para acabar con la dictadura, ya nadie puede dudarlo. Sobre todo el régimen que ha sido advertido por el propio Donald Trump de que “…nada debe sucederle a Juan Guaidó”.

Los que intentaron en el pasado salir de Venezuela o desafiaron al gobierno de facto volviendo, han sido detenidos y se encuentran recluidos en diversas cárceles llaneras, constituidos en presos políticos de los que ya tomó nota la comunidad internacional por el revelador informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, que dirige Michelle Bachelet. Era lógico pensar que Guaidó seguiría la misma suerte de otros opositores pero eso no ha sido así. Maduro sabe que le puede salir muy caro si algo le pasa a Guaidó por lo que debe ser el primero en preocuparse de que su integridad sea preservada. Contrariamente, sería el adelantamiento de su final pues sabe de lo que puede ser capaz el excéntrico e irreverente pero sagaz, decidido y empoderado Donald Trump.

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