La biomasa de anchoveta, según IMARPE, bordea los 10 millones de toneladas y el promedio de la última década supera los 9 millones de toneladas, posicionando a nuestro recurso bandera como uno de los más abundantes en el mundo y a nuestra pesquería como una de las más importantes y admiradas del planeta.

Ello, es consecuencia de la evolución del ordenamiento jurídico de la pesca industrial; que, en los últimos años, se ha adaptado hacia la implementación de mecanismos de manejo sostenible de los recursos, como es el caso de la pesquería de anchoveta. Sin embargo, la pesca artesanal y de menor escala no han sido ordenadas de la misma manera; por el contrario, el crecimiento desmedido de las embarcaciones de esta flota.

En efecto, debido al incremento desproporcionado y exceso de las embarcaciones artesanales y de menor escala, el pescador debe realizar un mayor esfuerzo para encontrar el sustento de su trabajo a un costo más alto, restándole eficiencia y bienestar.

Por ello, ante esta situación, urge replicar la implementación de los modelos que han  funcionado en la pesca industrial y aplicarlos a la pesca artesanal y de menor escala; con sistemas de gestión que permitan cumplir el propósito real del ordenamiento pesquero: el aprovechamiento sostenible a largo plazo de los recursos pesqueros; y, de la mano con la ciencia, mantener la evaluación permanente de las condiciones de los recursos, implementando medidas de manejo esenciales como: períodos de veda, cuotas de captura, artes de pesca, zonas de pesca, entre otros; que permitan garantizar un manejo exitoso y eficiente en cualquier pesquería, para beneficio de los reales pescadores y sus familias.

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