Mark Vitto sigue siendo tendencia en las redes sociales. Y ahora no por sus ridículos videos en TikTok, sino por sus problemas judiciales. Ya no bailará, ahora tendrá que cantar ante el Poder Judicial.

En los últimos tiempos, el exesposo de Keiko Fujimori prefirió el show. Se inclinó por esa lógica en la que todo vale, menos pasar desapercibido. Hizo lo contrario a cuando estaba casado, eso años en los que guardaba perfil bajo. Creo que hoy solo apunta a que la gente preste más atención a lo que parece que a lo que realmente es. ¿Cortina de humo para tapar lo que se viene? No es descabellado. Recuerden que es una estrategia a la que siempre echó mano el fujimorismo y que alguna vez le dio grandes resultados.  ¿No lo creen? Para muestra un botón. En mayo de 1991, los años más críticos del Gobierno de Alberto Fujimori, el 51% de peruanos creía en las vírgenes que lloran y en sus milagros, según una encuesta de la empresa Bits & Bytes.

Sin embargo, creo que hay algo más en este caso. Mark Vitto eligió el TikTok, convencido además que esta red social lo iba a ayudar a proyectar simpatía. Pero este tipo de elaboración de imagen, ligada a una actuación tan hilarante, cuando no hay demasiado tiempo ni capacidad para pensar en un plan comunicacional, no solo tiene como objetivo dar buena impresión sino también convertirse en el centro de atención y de esta forma alejar los flashes de Keiko Fujimori. Es evidente que el objetivo es que Mark reciba la luz de los focos porque le conviene a ella.

Lo que se viene es muy duro para ellos. Afrontarán un juicio por lavado de activos y para asegurar su presencia en ese proceso, el Poder Judicial les ha prohibido salir del país en los próximos 36 meses. Hoy están unidos en la misma causa. Ya pasó el tiempo en el que el divorcio generaba especulaciones y hasta expectativas. Ahora todo desapareció. Mark y Keiko marchan de la mano hacia un juicio con consecuencias insospechables. ¿Tendrán el mismo rumbo?

Quiere convertirse en el centro de atención y de esta forma alejar los flashes de Keiko