No genera confianza que el Gobierno anuncie una serie de campañas para dar a conocer la importancia de la vacunación, al tiempo que desde el Estado se vuelve a incluir la ivermectina, medicamento del cual no existe sustento científico sobre su eficacia contra el virus, en la lista de medicamentos que integran el kit para atención ambulatoria de casos COVID-19.

Esto da un mensaje erróneo a la ciudadanía puesto que la automedicación, con este y otros fármacos, está ocasionando muchas muertes en el país y que la desinformación es una estrategia usada por ciertos grupos que quieren generar zozobra en el contexto de la pandemia.

Por esta razón, el Gobierno debe tener coherencia y basar sus decisiones sanitarias en la ciencia.

La misma exigencia se la deben realizar a los candidatos. Hay aspirantes presidenciales que la recomiendan sin un atisbo de vergüenza. El Pacto Ético Electoral tendría que sancionar a aquellos postulantes que propongan el uso de cualquier producto que no tengan resultados comprobados en la lucha contra la pandemia.

Pero no podemos exigir sanciones si el Gobierno es tibio en cuanto al uso de medicinas solo para dar una falsa sensación de seguridad a la ciudadanía.