Ayer se ha conocido lo que más o menos se tenía claro desde el momento del golpe de Estado del 7 de diciembre del 2022, en el sentido de que el entonces Pedro Castillo, un hombre casi iletrado que no fue capaz ni siquiera de explicar si el pollo estaba vivo o muerto, no pudo elaborar solo el mensaje leído ese infausto día, con el que pretendió patear la democracia, quebrar el orden constitucional, adueñarse del sistema de justicia y asumir poderes dictatoriales que nadie le otorgó.

El Comercio ha publicado parte de la acusación formulada por la Segunda Fiscalía Suprema Transitoria Especializada en Delitos cometidos por Funcionarios, que señala muy claramente a la entonces premier Betssy Chávez y a su asesor Aníbal Torres, como los coautores, junto con el propio Castillo, del discurso que este último leyó antes del mediodía del 7 de diciembre del anteaño pasado, disponiendo el cierre del Congreso, la toma del sistema de justicia y hasta la detención arbitraria de la fiscal de la Nación.

Teniendo en cuenta las limitaciones de Castillo, era evidente que este sujeto no pudo haber actuado solo. Ahora se sabe que contó con la participación de dos abogados -Chávez y Torres- muy malos como para no darse cuenta que todo era un verdadero mamarracho y una patada a la legalidad, pero que al menos contaban con la elementar capacidad de encender una computadora, abrir un archivo de word y darle forma al texto que a las pocas horas llevó al profesor a ser vacado y encerrado en una celda.

Ahora, lo que no queda nada claro es por qué si Castillo y Chávez están con prisión preventiva mientras esperan ser sentenciados por golpistas, el otro implicado, Aníbal Torres, goza de libertad. El Ministerio Público lo acusa de un delito gravísimo y ha pedido 15 años de cárcel para este sujeto que para dar discursos de odio y recordar sus nexos con senderistas en San Marcos sí está muy sano, pero no para estar donde tendría que estar desde hace tiempo.

Con lo que ha salido ayer a la luz, ¿seguirá la izquierda castillista con la payasada de que su ídolo fue víctima de un golpe desde el Congreso y la derecha? ¿Qué más necesitan saber para pedir disculpas al país y admitir que el profesor es un vil golpista al igual que Chávez y Torres? Hablan de democracia y de derechos humanos, pero apañan a una gavilla de impresentables que si por ellos fuera, hubieran convertido al Perú en una de esas tiranías bananeras que tanto les gustan.