La exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, es, sin duda, una muestra viviente de la parcialización y politización de la justicia que persigue a unos con rigor y premura, mientras a otros más “afines” como la mencionada señora que ahora goza del sol, la playa y la libertad, los trata con guantes de seda pese a haber confesado que recibió “aportes” de proveedores del Estado siendo funcionaria pública, lo que en cualquier parte del mundo se llama soborno, coima o cutra. No hay más.

Recordemos que en mayo de 2019, cuando uno de sus exfuncionarios comenzó a admitir cómo cobraron más de 11 millones de dólares de las corruptoras Odebrecht y OAS a cambio de favorecerlas con las concesiones de lo que hoy se conoce como Rutas de Lima y la Vía Expresa Línea Amarilla, la propia Villarán admitió públicamente a través de una radio que ese dinero lo habían recibido indebidamente para la campaña contra la revocatoria de inicios del 2013.

Admitido el delito la señora fue encerrada, como corresponde, en un penal bajo un mandato de prisión preventiva. Sin embargo, la llegada de la pandemia hizo que sea enviada a su casa por el riesgo que corría su vida. Esto fue en mayo del 2020 sin que hasta ahora, que ya no hay riesgo para su salud, a nadie se le haya ocurrido devolverla a la prisión como sucedería con cualquier mortal que no goce de la simpatía de fiscales y jueces que con otros son hasta prepotentes y abusivos.

Los mismos que tratan con mano blanda a la veraniega Villarán, son los que han lanzado acusaciones sin sustento, han dispuesto prisiones preventivas por una sola mención, han embargado propiedades y han destruido la vida y familia de mucha gente inocente. ¿Cuál es la corona de la exalcaldesa? Ojo que mientras esta señora no es sentenciada, es imposible establecer formalmente que hubo corrupción en la concesión de los peajes, lo que permitiría anular el contrato con Rutas de Lima. ¿Alguien está jugando a favor de ellos?

Mientras Villarán disfruta de la libertad frente al mar, sus amigos de la izquierda se quedan mudos y se indignan solo con la corrupción de otros, y el sistema de justicia no logra una sentencia ni siquiera contra quien ha admitido públicamente su delito, los limeños pagamos los peajes manchados por la millonaria coima a esta señora y sus funcionarios municipales a los que nadie toca. ¿Dónde están los fiscales “héroes” que no piden que la exalcaldesa vuelva a afrontar su proceso tras las rejas, como lo hacen con otros procesados?