Se sabe que las intensas lluvias en el norte del país son cíclicas, pero las autoridades nunca toman previsiones para contrarrestar sus graves consecuencias. En los últimos días hemos visto los estragos que ha ocasionado la naturaleza en Tumbes, Piura y Lambayeque. Las inundaciones han hecho colapsar viviendas, hospitales y colegios. Mientras tanto, los huaicos y deslizamientos han aislado a algunos poblados y han bloqueado la Panamericana Norte. Sin embargo, lo más lamentable es la muerte de una persona tras la caída de una pared debilitada por las fuertes precipitaciones.

“Pedimos ayuda y hasta ahora no viene nadie”, “hace un siglo están canalizando los ríos de Piura y Tumbes, pero hasta hoy nada. Autoridades incapaces”, han reclamado algunos ciudadanos. Tienen razón, hay mucha irresponsabilidad y desidia de los que deben concretar proyectos y obras para que las lluvias no generen tanta desgracia.

No es posible que el Plan Integral de la Reconstrucción con Cambios (PRCC) cumpla seis años y no se hayan terminado los proyectos de los drenajes pluviales ni el plan integral de los ríos en el norte del país. Es responsable el gobierno central, pero también los congresistas que no supervisan ni fiscalizan las obras y los gobiernos regionales, que no tienen buena ejecución de gastos.

La tragedia no ocurre solo porque ocurren desastres naturales sino principalmente porque las autoridades combinan la improvisación, indolencia y la falta de previsión para afrontar estas emergencias.