La Industrialización de los Minerales
La Industrialización de los Minerales

En nuestra etapa de desarrollo económico en el Perú, el próximo paso importante es promover la industrialización. A lo largo de nuestra historia, hemos pasado de una sociedad agrícola, luego minera y explotadora de otros recursos naturales como la pesca, seguida por el desarrollo de los servicios tales como la distribución y los servicios financieros. Hace años venimos hablando de la industrialización, pero nuestro pequeño mercado y trabas puestas por sucesivos gobiernos y por la inestabilidad política hicieron que la industrialización fuera una tarea muy difícil.

Ahora con el acelerado desarrollo minero, especialmente en el cobre, que está ocurriendo en estos años, junto con el renacer energético del Perú, principalmente a través del gas, que ojalá pueda llegar al Sur por el nuevo ducto desde Camisea hasta Ilo y Matarani. Entonces tendremos la oportunidad de acelerar nuestra industrialización. Sin embargo, tenemos que vencer varios obstáculos:

1. El primer gran obstáculo es la falta de infraestructura (puertos, carreteras) y de una base suficiente de educación técnica. Estos obstáculos se pueden remediar si tomamos decisiones con mucha convicción y buena organización.

2. Los minerales que exportamos en su mayor parte están en forma de concentrados con una alta proporción de material estéril que hay que transportar a destinos lejanos, con altos costos. Lo que pasa es que los importadores de esos minerales, principalmente China, Japón, Estados Unidos y los países europeos, ya crearon en varios casos hace años atrás industrias de fundición y refinación de los metales. Sobre todo en el caso de China, los gobiernos locales que controlan estas industrias no quieren sacrificarlas, a pesar de la inmensa contaminación que crean. Para gradualmente promover la industrialización de esos productos en el Perú, tendremos que iniciar negociaciones, que sin duda serán duras y lentas, con los principales compradores. Pero ya hemos demostrado que es factible industrializar la minería aquí en el Perú, como lo vemos en la fundición y refinería de cobre de Ilo y la planta de zinc de Cajamarquilla, ambas originalmente iniciativas del gobierno militar que luego han sido modernizadas y expandidas sustancialmente por la iniciativa privada.

3. El otro gran obstáculo es ¿adónde está la utilidad en el proceso minero: en la extracción minera o en la parte industrial, que depende mucho del suministro energético y de los aspectos ambientales? La historia económica nos dice que la parte puramente minera generalmente es más rentable que la parte industrial: ciertamente en la minería hay riesgo geológico, pero la parte industrial de bienes de capital tiene grandes riesgos: generalmente está bastante endeudada y puede estar sujeta a grandes fluctuaciones y recesiones.

A pesar de las debilidades educativas y de infraestructura que tiene el Perú, tenemos una gran ventaja en promover la industria pesada hoy: serán equipos de última generación, sin la contaminación que producen las viejas usinas en China y otros países industrializados. Lo mismo nos está ocurriendo en la instalación de banda ancha en comunicaciones en el Perú, y también nos podría ocurrir con los nuevos sistemas de metro que estamos iniciando. Al final, países como China tienen como primera prioridad de sus ciudadanos reducir drásticamente la contaminación. Esa prioridad hará que a la larga, pero no sabemos cuándo, estas industrias "viejas" se trasladarán a los países productores del mineral, como el Perú, pero con tecnología nueva y no contaminante. Nuestro competidor en el cobre, Chile, por el momento tiene energía insuficiente y por consiguiente demasiado cara para avanzar con la siguiente etapa industrial en el cobre, que es la de fundiciones y refinerías.

Mientras tanto, una economía minera pujante como la de Indonesia decretó hace unos meses que la exportación de varios minerales ya no podría hacerse sin industrialización, en particular la bauxita, el principal ingrediente del aluminio. El resultado de esta medida forzada ha sido una fuerte reducción de las exportaciones y un deterioro del clima para los inversionistas. La lección para nosotros es que esta transición industrial debe hacerse con diplomacia y cuidado, pero también con persistencia, para lograr el objetivo de tecnologizar al Perú y crear empleos más sofisticados y por consiguiente mejor remunerados.

¡Manos a la obra!