La ley del más fuerte: Norteamérica violenta
La ley del más fuerte: Norteamérica violenta

El actor estadounidense Scott Cooper debutó con buen pie como realizador con el interesante drama "Loco corazón" (2009), sobre un musico country en decadencia, que le permitió al curtido Jeff Bridges alzarse con un merecido Oscar en categoría principal. El cineasta retorna ahora con su segundo largometraje, un áspero relato criminal titulado "La ley del más fuerte", retrato de la Norteamérica rural más violenta.

Russell Baze (Christian Bale) es un hombre de trabajo, obrero metalúrgico que se gana la vida honradamente y anda siempre pendiente de Rodney (Casey Affleck), su temperamental hermano menor, quien a su vez desea una vida diferente y mejor a la que ambos tienen en la localidad donde residen, deprimida económicamente.

Un grave accidente llevará a Russell a la cárcel, lo que arruinará su relación con Lena (Zoe Saldana). Y tras recuperar su libertad no podrá evitar ser arrastrado hacia la más cruda violencia por culpa de ese hermano que quiere tanto -ex combatiente en Irak y dado a las apuestas que no puede cancelar- a quien nunca ha podido controlar.

Cooper define con precisión las diversas aristas de su historia. En los primeros minutos nos topamos con Harlan DeGroat (un impecable Woody Harrelson), agresivo montañés dedicado al tráfico de drogas y residente en una zona impenetrable para las autoridades, que acostumbra a salirse con la suya y burlar la ley a su antojo. Su presencia será determinante para el cruel giro que dará el relato.

CAMINOS QUE CONVERGEN. La puesta en escena se perfila en base a una estructura narrativa de caminos paralelos que convergen. Por un lado tenemos a Russell y Rodney, en cuyo destino se halla el profundo desencanto que brota de esa Norteamérica agreste y hostil que parece moverse en un círculo vicioso y conduce a la violencia más descarnada. Por el otro ubicamos a DeGroat y su cerrado hábitat, producto igualmente de ese desencanto en el que también se percibe una fuerte crisis social y moral.

El referente más cercano de Cooper es "El francotirador" (1978), de Michael Cimino, notable filme del que toma prestadas algunas ideas que asimila en un sentido narrativo distinto al del modelo. Por ejemplo, la secuencia de la cacería de ciervos en el bosque, donde Russell no se atreve a liquidar a su presa, que se alterna con el secuestro de Rodney por parte de DeGroat.

Tal vez el director se toma demasiado tiempo para arribar al desenlace, que más o menos se adivina, pero eso no invalida en absoluto la validez de su propuesta. Las sólidas interpretaciones, que Cooper modula muy bien y a las que cabe agregar las de Willem Dafoe, Forest Whitaker y Sam Shepard, contribuyen redondear la faena. Sin embargo, quien se lleva las palmas es Woody Harrelson. Su demencial composición de un desadaptado crónico e irrecuperable se halla entre las mejores caracterizaciones de su carrera.

CALIFICACIÓN: BUENA

TAGS RELACIONADOS