Pese a las señales de injerencia de Nicanor Boluarte en el Gobierno de su hermana para que contraten a sus amigos y se beneficien del Estado, la presidenta sigue haciendo una cerrada defensa de su familiar y continúa arremetiendo contra la prensa que saca a luz hechos que, por lo menos, se deben investigar. “Cada domingo, en los programas dominicales el principal protagonista es el señor Nicanor”, ha dicho como una crítica a los medios. Por supuesto, Dina Boluarte ha negado que alguna persona del círculo de confianza de su hermano trabaje en el Gobierno gracias a las influencias de éste.

La negativa de la mandataria a reconocer cualquier hecho indebido en la contratación de personal solo aumenta las dudas sobre la transparencia de su gestión. ¿Cómo puede justificarse el hecho de que al menos 21 personas del entorno de Nicanor Boluarte ocupen puestos en Palacio de Gobierno y ministerios, si no es por una clara preferencia y favoritismo?

Hace poco, la mandataria se autoproclamó la “mamá de de los peruanos” y se nota que tiene “hijos preferidos” como imperativo que las instituciones encargadas de fiscalizar y supervisar al Poder Ejecutivo, como la Comisión de Fiscalización del Congreso, asuman su responsabilidad y tomen medidas concretas para investigar estas denuncias.

Es momento de que el Legislativo cumpla su papel como contrapeso del Ejecutivo y actúe en defensa de los intereses del pueblo peruano.