Luego de que Julio Guzmán declarara que su esposa para la olla en su hogar, reventó la polémica. La frase “parar la olla”, consignada como cita textual en la portada de Correo, se puso de moda y el candidato de Todos por el Perú fue objeto directo de críticas, memes y comentarios variopintos, sobre todo en las redes sociales, su hábitat. Enhorabuena se discute el tema y se visibilizan las posturas e ideologías al respecto.

¿Y por qué tanta controversia? Porque, valgan verdades, aún existe un gran sector de la sociedad peruana que, por tener arraigado el machismo, ve como algo atípico que sea la mujer la que sostenga la economía familiar. Hay quienes se quedaron en la edad de piedra, cuando los hombres se encargaban de ser los recolectores y las mujeres, de cocinar y cuidar a los hijos. Lo contrario es casi una ofensa para ellos.

En vista de que Guzmán se convirtió en víctima de un cargamontón por su impronta, Michelle Ertischek, su mujer, irrumpió en Facebook con el hashtag #SoyMujerYParoLaOlla y explicó que decidieron en conjunto solventar los gastos familiares con su sueldo para que él pudiese candidatear libremente. Listo el pollo.

Y, por supuesto, la comidilla prosiguió. Keiko Fujimori, por ejemplo, aprovechó el alboroto para meter su cuchara y decir que como a ella no le alcanzan los 10 mil soles que gana como presidenta de su partido, su esposo Mark Vito Villanella para la olla. O sea que no solo legitimó el formato de marras, sino que también le dijo al país que 13 sueldos mínimos no bastan para mantener su casa. Una real cachetada a la pobreza.

El matrimonio Guzmán-Ertischek la tiene clara. Y lo decimos libres de cualquier atisbo de simpatía por él y su filosofía política. Entendemos que los tiempos han cambiado y que las familias ya no siguen el mismo molde patriarcal, sino que funcionan como un equipo con un proyecto de vida, en el que no hay roles definidos para hombre y mujer, donde las responsabilidades y las labores se comparten. Suena a canción difícil, pero es así.

El reino animal nos da un ejemplo por demás democrático: hay machos que se encargan de las crías o comparten con la madre dicho cuidado.