La pareja presidencial ha entrado en zona de descenso y en el año que le queda en Palacio tendrá que luchar por los puntos para salvar la categoría.

Ollanta Humala y Nadine Heredia acaban de recibir un tremendo bofetón de la pura y cruda realidad, del que seguramente les costará reponerse: tienen apenas 10 y 11 por ciento de aprobación, respectivamente, según un reciente y lapidario sondeo de opinión.

En buena cuenta, la pareja presidencial ya frisa el número dígito y todo hace suponer que se irá con más pena que gloria, como sucedió con su socio estratégico Alejandro Toledo, que registraba un mísero 6% de apoyo ciudadano al dejar el Gobierno en julio de 2006.

Así las cosas, bajo estos números de animadversión popular, el peligro de una posterior pulverización electoral y política se cierne sobre el mandatario y la mandamás del Partido Nacionalista, sin embargo pareciera que no lo advierten y, mas bien, lucen embriagados por el poder coyuntural. ¡Cuánta razón tenía don Isaac!

Suponemos que en medio de su laberinto diario deben aspirar a una bancada de choque y defensa en el próximo Congreso (2016-2021), pero con una cabeza de lista como Nadine, devaluada en esos porcentajes, y un líder como Ollanta, poco creíble y escaso de obras por mostrar, resulta difícil que cumplan su cometido de representatividad para el quinquenio venidero.

Este manto negro se completará si, como parece inminente, eligen al funambulesco exministro del Interior Daniel Urresti como candidato a la Presidencia de la República en una muestra más de la falta de tino, criterio, sapiencia, cuadros partidarios y perspectiva que los asalta. Ana Jara, chiquita pero respondona como es, ha hecho saber con el tono adecuado que habría que cerrarle el paso a estos trashumantes con afán de figuretismo en las ánforas.

Y las acusaciones e investigaciones que ahora torean sagazmente de la mano del abogado Roy Gates pero que irremediablemente tendrán que afrontar cuando dejen la investidura de Presidente y Primera Dama, no son poca cosa y a todas luces demandarán una acción punitiva: aportes fantasmas al PN, lavado de activos, favores y sudores con Martín Belaunde Lossio, dineros provenientes de Venezuela, entre otros. A los apristas y fujimoristas, los enemigos públicos, no les molestaría -para nada- llevarlos a la picota.

A esto se suma la antipatía general que circunda a Heredia Alarcón después de conocerse su tendencia inclusiva hacia el despilfarro en prendas de lujo, que la ha llevado a intensas jornadas de shopping en Europa y Estados Unidos con la tarjeta de una amiga elegida y protegida (de nombre Rocío Calderón Vinatea).

Si, como suele decirse, las encuestas son fotografías del momento, este es el peor selfie de la gestión de Nadine y Humala desde que llegaron al comando del país. Diez u once de nota, como les atribuye la encuesta nacional urbana de GFK, en cualquier valoración implica una calificación desaprobatoria y sabido es que no hay árbitro más justiciero que el pueblo (además de ser la voz de Dios).

¿Qué deben hacer para voltear esa flecha hacia abajo? La respuesta viene complicada y cunde la sospecha de que jamás la pondrán en práctica en el poco tiempo que les resta allá arriba. Por ejemplo, cómo lograr que el mandatario entienda que el país de las maravillas de que habla en los estrados oficiales es una mera ilusión reproducida solo en su cabecita porque que nunca pasó del dicho al hecho. En buen romance, tenemos un Perú rico en insumos pero aún con mucha gente pobre a la que -en medio de sus necesidades- le disgusta que le prometan ‘agua sí, oro no” y después la bombardeen con gases lacrimógenos.

Solo les queda poner la otra mejilla y esperar la rotación del mando. Digo.