El ministro del Interior, Carlos Morán, se reunió ayer con los padres de Solsiret Rodríguez y les pidió disculpas por la inacción del Estado ante su desaparición. El desgano y la falta de interés de las autoridades políticas y policiales fue determinante para que este caso tenga el triste final que ya todos conocemos. Hasta el exministro Carlos Basombrío reconoció su negligencia y dijo que estaba muy dolido.

Más allá de los lamentos, el país quiere que se implementen protocolos y estrategias para actuar inmediatamente ante las desapariciones. Es urgente una reforma en el sistema de justicia que abrevie los pasos para que una denuncia llegue a ser resuelta. Por supuesto, también es necesario tener policías y fiscales capaces y comprometidos con la tarea de desentrañar la verdad y encontrar justicia.

Ministros y autoridades deben demostrar que además de decir que velarán por la seguridad de las personas, serán capaces de hacerlo. De eso se trata ahora, de evitar que sucedan más casos como el de Solsiret, cuyo desenlace ha generado una gran indignación de la gente y más activismo de diversos colectivos de mujeres. Ya se sabe que no hay unión más fuerte que la que comienza a partir de las necesidades.