Alguna vez el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, un adicto a las encuestas y de pecho muy henchido de vanidad, peroró lo siguiente: “Un sondeo dice que el 33% de las jóvenes italianas sí se acostarían conmigo. El resto de las chicas contesta: ¿otra vez?”.

Aquí, en el Perú, las encuestas no alcanzan ribetes de chiste o algo parecido, pero los candidatos a la Presidencia sí exhiben clamores de desconfianza y procrean suspicacias frente a los sondeos, como ha ocurrido con los estudios de CPI, Datum e Ipsos difundidos entre el jueves y el domingo de la semana pasada.

Y es que ante la proximidad de los comicios, las mediciones de simpatía adquieren mayor relevancia. Hay quienes aún no saben a quién darle su voto y esperan estos resultados para saber cuáles son los postulantes con mayores posibilidades de ganar o, de ser el caso, de pasar a la segunda vuelta. No olvidemos que existe el antivoto. Para un tanto de la población resulta difícil decidirse, sobre todo cuando no hay mucho de dónde escoger. Pero lo que sí tienen clarísimo es por quién no votar. Para estos ciudadanos, las encuestas definen por quién apostar para que el otro no gane.

Así, más allá de eventuales tendencias y simpatías, los sondeos de opinión sirven como derrotero. La información recogida es útil para los aspirantes al sillón presidencial en el afán de saber en qué sectores deben enfocarse, qué pasos seguir y qué urgen cambiar en sus estrategias de campaña. Caldo de cultivo para los Favre, en buen romance.

Dependiendo de diversos factores, como la fecha, el contexto político, la muestra y la empresa encargada de realizarlas, las encuestas arrojan resultados disímiles. Algunas levantan controversias, mientras que otras reflejan la triste realidad. De cualquier manera, son parte de la parafernalia electoral, así como el flash de las cuatro de la tarde y los clásicos resultados a boca de urna.

Luego de presentar las planchas presidenciales, conchabarse en alianzas y animar mítines como cancha, los sondeos muestran un panorama más claro. A esta altura del camino, ya se van definiendo los primeros lugares y, salvo un huracán no previsto, tenemos dibujado el quinteto que dará paso al sucesor de Ollanta Humala.

Bien dicen que un voto responsable es un voto informado, así que a ponerle atención a las encuestas. Renegar o despotricar de ellas es un mal negocio, menos si eres uno de los candidatos.