Cuando apareció el vídeo Kouri-Montesinos y todos vimos en imágenes el acto de corrupción más repudiable del gobierno de Alberto Fujimori, pensamos que por fin la corrupción quedaba en evidencia y que ya no había nada qué hacer; sin embargo, Alberto Kouri salió a los medios, con toda frescura, a decir que no había tal corrupción, que Montesinos “le había hecho un préstamo para comprar un camioncito y llevar pescado a los pobres”. Es decir, todo el país lo vio recibiendo fajos de dólares para que se pasara de la oposición al oficialismo y él sale con el cuento del camioncito.

Incluso hubo un político puesto al descubierto en conversaciones comprometedoras en un audio, que salió a decir que no era él, que los imitadores de Los Chistosos podrían haber imitado su voz. Es decir, jamás aceptan su responsabilidad. La consigna es negar y argumentar que son “audios manipulados”, “audios editados” o “tomados fuera de contexto”. Esto demuestra que los políticos, con poquísimas excepciones, no tienen sangre en la cara y entran a un cargo público para ver cómo obtener beneficios personales.

Hace unos días oímos al dirigente de “Tierra y Libertad”, Pepe Julio Gutiérrez negociar el levantamiento del paro indefinido en el Valle de Tambo contra el Proyecto minero Tía María y pidiendo un millón y medio de soles o dólares a los que llamó “lentejas la contado”; y claro, al inicio salió a decir que “no era su voz y que eran audios editados”, el mismo argumento de todos. De demostrarse que es cierto, sería un corrupto; ¿Y la empresa minera que acepta pagar al corrupto, qué sería?