Ante los pedidos de explicaciones de por qué razón el Perú no pudo terminar el año 2020 con contrato firmado con la farmacéutica Pfizer, como sí lo han hecho muchos países: Canadá, EE.UU., Reino Unido, la Unión Europea (27 Estados miembros), Japón, China, Australia, y en América Latina, México, Brasil, Chile, Colombia y Ecuador, etc., la canciller Elizabeth Astete, ha referido “motivos suficientemente importantes”, precisando que asesores jurídicos del Estado encontraron “dificultades serias, que no tienen que ver con el tema de renunciar a la inmunidad de jurisdicción”, y la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, fue más lejos al señalar “que hay aspectos de nuestra soberanía que el país tiene que cautelar, que sirve para las próximas generaciones”. ¿A qué se refiere si el objeto de la vacuna es protegernos ahora?. 

Tratándose de un asunto de interés nacional y en que su objeto y finalidad, es de naturaleza pública por antonomasia, las ministras deben decirle al país el contenido exacto de las cláusulas del contrato que afectarían la soberanía del Perú, considerando que la poderosa estadounidense Pfizer cuenta con un texto marco para todos los Estados con los que ha cerrado acuerdos y no se conoce de alguno que por sus términos, haya denunciado una afectación de su soberanía. Como experto en negociación, quería recordar que en una mesa de trabajo, las partes suelen plantear posiciones maximalistas y eso no debe alarmar. Cuando se ingresa en la profundidad de la tarea negociadora es cuando surge la necesidad de ceder que no es perder.

Al contrario, la idea es impedir que la negociación quede truncada. Cuando las partes exponen sus pretensiones, aunque se hallen en igualdad de condiciones jurídicas, una de ellas, política o económicamente, podría estar en mejor posición que la otra, y eso tampoco debe alarmar.

El TLC que firmamos con EE.UU., aunque recogió nuestras aspiraciones comerciales, jamás podría haberlo hecho en forma absoluta y mucho menos ante el hegemón del planeta. Vivimos una pandemia que, por tanto formalismo, está liquidándonos con contagiados y muertos. Pretenciosos o timoratos, eso sería imperdonable en un asunto de vida o muerte. ¡Apúrense!.