Al general PNP Jorge Angulo lo han sacado por la puerta falsa del cargo de comandante general de la Policía Nacional. Basta leer la resolución suprema con que se le cesa para darnos cuenta que este oficial ha sido destituido a la mala, acusado de no lograr la reducción de la criminalidad y de cometer “negligencias muy graves”. En teoría, las fallas en la seguridad de la presidenta Dina Boluarte que provocaron una agresión en Ayacucho, parecen ser apenas la gota que colmó el vaso en la gestión del expectorado jefe policial.

No olvidemos que días atrás, otro error garrafal en la seguridad presidencial llevó a que dos custodios de uno de los hijos de la presidenta Boluarte, sean asaltados y despojados de sus armas mientras dormitaban en una calle de La Victoria. Pocas veces se habían visto semejantes faltas con tan pocos días de diferencia, lo que solo ha servido para demostrar que algo ha estado caminando mal en la Policía Nacional, que tiene como responsable político el Ministerio del Interior.

Desde semanas atrás se sabía que existían serias discrepancias entre el general Angulo y el ministro del Interior, Víctor Torres, lo que se hizo público con los cambios de colocaciones de oficiales antes de fines del año pasado. En medio de todas estas pujas absurdas, sería bueno preguntar dónde queda el ciudadano de a pie, el que mientras ve cómo se enfrentan las altas autoridades por motivos nada claro, sigue siendo víctima de crímenes, robos, extorsiones y hasta secuestros.

Acá ha venido sucediendo algo similar a lo visto en el Ministerio Público, en que mientras los fiscales supremos y otros de alto perfil forman bandos y se enfrentan incluso públicamente, en las instancias inferiores los fiscales se hacen conocidos por librar a delincuentes y ponerse de espaldas a la ciudadanía, que es la que exige mano dura contra el hampa que hoy es capaz de matar hasta por un teléfono celular. Cuando los jefes se pelean, ¿quién responde ante la ciudadanía por la inseguridad?

Ahora que el gobierno de la presidenta Boluarte ha decidido respaldar al ministro Torres y echar de la peor forma al general Angulo, imaginamos que es porque el responsable del sector junto al nuevo alto mando estará en condiciones de mostrar resultados positivos en la lucha contra la criminalidad, que es lo que todos reclaman. Si los cambios han sido por un ajuste de cuentas por líos personales, de nada sirven. ¿Bajarán ahora las extorsiones?, ¿desaparecerán los secuestros?, ¿caerá Vladimir Cerrón?