Ingresamos al 2020, ad portas del Bicentenario de la Independencia del Perú. Será un año de grandes retos. Y no solo nos referimos a las próximas elecciones congresales del 26 de enero sino fundamentalmente a la tarea del Gobierno de encontrar el hilo conductor que lo llevará a resolver los grandes problemas del país a través de un diseño a corto plazo y mediano. El presidente Martín Vizcarra tendrá menos tiempo para hacer gestión y lo debe realizar casi sin margen de error.

El país ha vivido tiempos difíciles. La clase política sigue desacreditada. Muchos mantienen la creencia que los líderes no solo son incapaces sino también corruptos. El nuevo Congreso tendrá la gran responsabilidad de adoptar una iniciativa renovada en el hacer concreto, que debe apuntar a que las distintas fuerzas políticas encuentren puntos en común.

En tanto, el Jefe de Estado debe fijarse como tónica de su gobierno un proyecto nacional, sumando adhesiones desde la mayor parte de los frentes políticos. Por ahora, la gestión de Martín Vizcarra tiene vaivenes y vacilaciones que todavía no generan confianza. Nadie pide un acuerdo nacional, que no se ve cómo puede llegar a conformarse. Simplemente se necesita integración y consenso para cumplir objetivos comunes.

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