El 6 de enero se ha celebrado en muchas partes del mundo cristiano, la fiesta de los Reyes Magos, una tradición referida en la Biblia únicamente por el evangelista Mateo (2, 1-12) que nos cuenta que, procediendo de una parte de Oriente, llegaron hasta Belén para adorar a Jesús, recién nacido. Mateo no dijo nada acerca de sus nombres ni de cuántos reyes se trataba. Los que la costumbre cristiana ha mentado por siglos son Melchor, Gaspar y Baltasar y aparecieron en el siglo VI, en el famoso mosaico de la basílica de San Apolinar el Nuevo, en Rávena, al norte de Italia (505 d.C.). Para ese tiempo ya había cobrado mucha fuerza la Santísima Trinidad, es decir, el credo de un solo Dios en tres personas distintas. Tres fueron los magos –los armenios refieren hasta 12, y eran como sabios o astrónomos de gran influencia– que viajan guiados por una estrella hasta llegar al pesebre para colocar a los pies del Nazareno oro, incienso y mirra. Habrían procedido de Babilonia y Persia, en los actuales territorios de Irak e Irán, nada ajenos a la actual política internacional. Recién en el siglo XIV el monje Benedictino Beda los describió: “Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar, más joven y rubio; y Baltasar, un señor negro”, seguramente para ejemplificar a las razas de los tres continentes relevantes en el siglo XIV: Europa, Asia y África. Grande ha sido la tradición de entregar regalos a los niños en ese día que desde la víspera lo esperan ansiosos previa carta que escriben dando cuenta de su conducta durante el año anterior. Muy arraigada es la costumbre en España, y en América Latina en parte de México y República Dominicana. En el Perú la denominamos fiesta de Bajada de Reyes, aunque intacta en nuestros Andes, el norte, el sur y el oriente, en Lima ha perdiendo fuerza en los últimos años y más aún con la pandemia. En la historia de las relaciones internacionales y de la diplomacia, queda el registro de que los monarcas y otros jefes de Estado, principalmente europeos, por muchos siglos solían enviar regalos en esa fecha a sus homólogos para atenuar los conflictos o acercar las vinculaciones bilaterales y se valían de sus embajadores para esas estrategias de Estado. ¡Formidable!.