El escándalo de las corruptelas y raterías de alto vuelo que nos dejó el paso de las constructoras brasileñas en el Perú, que fueron regando pestilentes coimas por acá y por allá a lo largo de diferentes gobiernos nacionales y locales, fue una gran oportunidad para demostrarnos que en este país sí había justicia y que nuevamente estábamos en condiciones, como sucedió a la caída del régimen de Alberto Fujimori, de castigar con la ley en la mano incluso a los más plantados y poderosos.

Sin embargo, para desgracia nuestra, la lucha contra la corrupción que debió ser severa pero impecable y sin espacio para las dudas y la trillada frase de “persecución política”, cayó en manos de un Ministerio Público politizado y perforado por fuerzas oscuras que desvirtuó todo. Hoy, pase lo que pase, nada será como se esperaba, pues los fiscales que en su momento fueron considerados “héroes” por algunos, han resultado un tremendo fiasco que han echado a perder la tarea histórica que les fue encomendada.

Han pasado más de siete años desde que estalló el escándalo Lava Jato, y no hay un solo pez gordo condenado ni en primera instancia. La labor de fiscales “estrellas” como Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez no ha pasado de pedidos de prisiones preventivas que luego fueron dejadas sin efecto, allanamientos prepotentes, sindicaciones abusivas y absurdas como la que se hizo contra el ex miembro del Tribunal Constitucional, José Luis Sardón, y eso sí, mucho, pero mucho show ante las cámaras.

Hoy Vela Barba está suspendido por ocho meses y quizá no vuelva más tras las sindicaciones de su examigo Jaime Villanueva, y Pérez no deja de decir, como hace mucho tiempo, que lo quieren sacar del equipo especial. Sin embargo, el caballero debería recordar que quien ha querido irse del Ministerio Público y de los casos que tiene en sus manos ha sido él mismo, a través de una postulación para ocupar una plaza de juez en el Poder Judicial, en la que resultó desaprobado.

La lucha contra la corrupción ha sido manchada por los fiscales, para beneplácito de los corruptos que ahora tienen argumentos para decir que el Ministerio Público no ha actuado de manera limpia y objetiva. Hasta podrían victimizarse, todo gracias a magistrados a los que les quedó inmensa la responsabilidad histórica que tenían para poner tras las rejas y sin lugar a reclamos, a quienes fueron sobornados por empresas corruptoras a cuyos directivos sinvergüenzas nadie ha tocado ni con el pétalo de una rosa.