Se dice que más difícil que conseguir dinero es gastarlo bien. Esta frase calza a la perfección en estas circunstancias en las que no hay respuestas eficaces de las autoridades frente a la emergencia producto de los desastres naturales. Lo cierto es que los gobernadores regionales y alcaldes tienen recursos económicos para afrontar esta terrible coyuntura y no lo hacen.

“Solo los gobiernos regionales tienen 4 mil 339 millones de soles disponibles para hacer frente a la emergencia”, dijo hace poco el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras. Lo malo es que la ejecución de ese presupuesto es muy bajo. La consecuencia es que  no haya planes ni prevención para contrarrestar las consecuencias de los embates de la naturaleza y todo se transforma en tragedia.

Ante este panorama que se muestra desalentador, los peruanos nos preguntamos, no sin angustia, cuánto más habrá que esperar para que las autoridades trabajen para nosotros y aseguren las garantías básicas para vivir sin sobresaltos.

Por lo menos, los que están en primera fila -los gobierno subnacionales- no están a la altura de las expectativas de la gente. Estos deben ser transmisores de lo que pasa en el interior del país, pero principalmente deben trabajar para el desarrollo y la seguridad de los ciudadanos de sus regiones. Su ventaja es que tienen mejor amparo cuando se enfrentan a un enemigo común: los desastres naturales. Es cosa de decidirse y actuar.