La crisis económica y sanitaria en la que nos encontramos, nos debería hacer reflexionar sobre las políticas que se deberían implementar de inmediato para frenar esta situación y recuperar los más de 2 millones de empleos que, según INEI, se perdieron a nivel nacional como consecuencia de la pandemia.

En este contexto, todos deberíamos estar unidos pensando en cómo sumamos a la reactivación, cómo generamos divisas para hacer frente a la pandemia y cómo resolvemos las necesidades tan evidentes de nuestro frágil sistema de salud.

Sin embargo, y aunque resulte contradictorio, ello no estaría ocurriendo. Así, el sector pesquero, que se había preparado para sumar a la reactivación, como el año pasado, se ha visto sorprendido con una cuota de pesca que no se condice con la realidad de la biomasa ni con las condiciones climatológicas.

En efecto, de acuerdo al propio estudio de IMARPE, la biomasa de anchoveta se bordea los 10 millones TM producto del ordenamiento pesquero por parte del sector; y, las condiciones climatológicas -conforme al propio estudio- son favorables-neutras. Por ello, no se entiende por qué en estas condiciones y ante la necesidad que tiene el Estado por recursos, no se haya otorgado una cuota de por lo menos 3 millones TM; es decir, el 30% del recurso encontrado y dejando para fines de reproducción el 70%; monto que incluso es superior al 65%, que es la regla habitual.

Así, con esta mala decisión, el Perú ha perdido S/ 500 millones en divisas, las cuales hubiesen servido para comprar 1 100 plantas de oxígeno medicinal, 2 500 camas UCI y/o 5 millones de dosis de vacunas. Hoy lamentablemente nos hace falta las tres cosas.

Las restas y las divisiones no nos conducen a nada. Es momento de multiplicar y sumar. Esperamos que las próximas autoridades así lo entiendan.