Este año es uno de los más terribles que nos ha tocado vivir. En el mundo, la pandemia del COVID-19, según datos reportados por la Johns Hopkins University, ya ha registrado 78 millones de casos, y ha cobrado la vida de más de 1,7 millones de víctimas hasta ayer en los 191 países afectados, a lo que hay que sumar la reciente amenaza de una mutación más contagiosa originada en el Reino Unido.

En el Perú, según datos oficiales del MINSA, ya se han reportado un millón de casos, con 37,218 víctimas mortales. Sin posibilidad de obtener vacunas en el más corto plazo, la vulnerabilidad de nuestra población es sumamente alarmante. En lo económico también ha sido un desastre. Se perdieron más de un millón de empleos. Según la asociación Pyme Perú, cerca de 500 mil pequeñas y medianas empresas no reabrirán sus negocios, y al menos 100 mil restaurantes han tenido que cerrar debido a la pandemia, como informa Canatur.

Para completar la tormenta perfecta, una permanente crisis política ha entregado las riendas del aparato del Estado en las manos de un gobierno transitorio, incapaz de solucionar la crisis social que su precipitada ambición del poder ayudó a atizar.

Pareciera legítimo admitir que, ante tanta desgracia que nos aflige como sociedad, nuestra fe en Dios decline al no encontrar respuesta ni explicación a nuestro padecimiento. Sin embargo creo, por el contrario, que estamos ante la oportunidad de renovar nuestro compromiso con la palabra de Dios que imprime la fuerza espiritual en las convicciones y  da temple a la voluntad de las personas para remontar cualquier desgracia venida o por venir.

Debemos esforzarnos por olvidar esta navidad del 2020 que cierra un año tremendamente funesto para la humanidad, como bálsamo emocional a nuestro sufrimiento colectivo. No obstante, también será sano no olvidar que esta navidad nos permitirá aflorar la verdadera naturaleza de la que estamos hechos lo seres humanos y de que la inquebrantable fe en Dios es el derrotero necesario para perseverar en nuestra supervivencia. ¡Feliz Navidad!