La Comisión de Constitución del Congreso debate un proyecto de ley que plantea la destitución de congresistas y presidentes regionales que tengan vinculación con el narcotráfico. Además, al partido político de la autoridad sancionada no se le permitirá participar en las siguientes elecciones.

Esta es una clara muestra de que el Congreso ha recordado que su tarea también consiste en no permitir que sujetos indeseables estén en posiciones de poder impunemente.

El sociólogo Jaime Antezana dijo el año pasado que 12 parlamentarios tienen nexos con el narcotráfico o lavado de activos, e incluso dio los nombres de siete de ellos. El experto en estos temas fue más allá y denunció que en las próximas elecciones, del 5 de octubre, habrá "narcocandidatos" en 15 regiones.

Hay indicios razonables de que algunos candidatos reciben ayuda económica de gente vinculada al narcotráfico para sus campañas políticas, y esto hay que combatirlo.

El proyecto de ley que prepara el Congreso apunta a castigar duramente a estos personajes. Es un buen síntoma que el Parlamento diga algo más que eslóganes y afronte la realidad sin polémicas pero con mucha decisión.

Para muchos, hacer política implica actos oportunistas. Para estas personas, no hay proyectos sino actitud para acomodarse y lograr confort. Bajo esas premisas, gente vinculada al narcotráfico se aprovecha de las circunstancias y se instala en las esferas del poder. La tarea del Congreso es ahora descubrirlos y echarlos.