Estas Fiestas Patrias han dejado solo perdedores. El ánimo de la gente lo refleja. El Perú ha perdido. Y no sólo en fútbol.

La izquierda ha perdido su gran oportunidad de presentar una alternativa de gobierno eficaz que nos demuestre que estaban preparados para gobernar. Si bien Vladimir Cerrón ha sostenido que estas elecciones eran para Perú Libre un globo de ensayo, porque sus miras estaban puestas en el 2016, lo concreto es que la historia registrará que cuando el pueblo los puso en la responsabilidad de gobernar, lo hicieron muy mal.

La derecha también perdió. Se pasó todo un año tratando de vacar a Pedro Castillo. Y no lo consiguieron, a pesar de las múltiples denuncias que el propio presidente fue acumulando, a la par de errores de gestión y de ministros que, uno a uno, fueron cayendo de las diferentes carteras. Pero lo concreto es que, en el camino, ante la desesperación, se enfrentaron entre sus facciones y mostraron ante la opinión pública, su debilidad como alternativa a un eventual Castillo vacado.

Las izquierdas también se fraccionaron y mucho antes. El socialismo caviar, que pretendió subirse al nuevo gobierno prestándole todos sus cuadros técnicos con amplia experiencia de gobierno, fue repelida por la izquierda dura y tradicional. Esa izquierda de tradición mariateguista, marxista y leninista intensa, que es despreciada por la otra izquierda, la izquierda caviar.

Castillo tampoco ganó. Las Fiestas le trajeron su quinta investigación desde la Fiscalía de la Nación, por presuntos delitos contra la administración pública y tráfico de influencias. Y un clamor general para que se vaya. Afortunadamente, la economía no se termina de caer. No por su gestión, como quiso hacernos creer en su surrealista discurso, sino gracias a las fortalezas macroeconómicas y al extenso y nutrido sector informal, que actúa de amortiguador ante la crisis. Si la economía se cae del todo, esto será peor que lo de Chile y Panamá.

TAGS RELACIONADOS