Nuestro futuro en el cobre
Nuestro futuro en el cobre

Para que se reduzca la pobreza necesitamos que nuestra economía crezca. A la vez, para que crezca la economía, necesitamos divisas para financiar las importaciones básicas que necesitamos, tales como combustibles, insumos industriales, maquinaria y bienes de capital, y todo tipo de otros productos. Nuestras exportaciones dependen fuertemente de la minería (oro, plata, plomo, zinc y cobre con algo de mineral de hierro y también fosfatos). Nuestra principal exportación minera es el cobre, que genera la cuarta parte de nuestras exportaciones totales de $45 mil millones, y el 40% de nuestras exportaciones mineras de $27 mil millones.

Entonces es fundamental tener una idea clara de cómo podemos hacer para que nuestra minería crezca, y en particular la minería del cobre. Existe la idea en algunos medios y políticos que es malo exportar materias primas y que debemos exportar únicamente productos ya industrializados, como tubos, ollas, sartenes, etc. Esta idea lamentablemente es demasiado simplista: no toma en cuenta que los grandes importadores de cobre, sobre todo China, quieren procesarlo ellos mismos para los usos que necesitan, que en el caso de China es principalmente para cables eléctricos. La demanda en China para cableado eléctrico crece al 11% anual. Entonces, tenemos que trabajar para utilizar nuestra inmensa ventaja competitiva en producir, lo que el mundo necesita de la manera más económica y eficiente y con los mayores beneficios posibles para nuestro país, del punto de vista de trabajo, eficiencia y tributario.

El Perú hoy produce el equivalente de 1,3 millones de toneladas de contenido de cobre, en comparación con 5 millones en Chile. Somos el segundo productor mundial. Cuatro proyectos actualmente en plena construcción nos llevarán paulatinamente en el 2014 y 2015 hasta 2,8 millones de toneladas anuales. Estos proyectos son: Toromocho en Ticlio (de la compañía China Aluminium Company, 400 mil toneladas de contenido de cobre en forma de concentrados), Las Bambas en Apurímac (de la compañía Glencore, 450 mil toneladas, mina actualmente en proceso de venta probablemente a China Minmetals y su filial australiana MMG), Constancia en el Cusco (Hudson Bay Minerals, 200 mil toneladas), y la próxima ampliación de Cerro Verde en Arequipa (500 mil toneladas, Freeport McMoran de Estados Unidos). Cerro Verde, una vez concluida esta expansión en el 2015, será la mina más extensa en área del mundo.

No hemos empezado siquiera a rasguñar nuestro potencial cuprífero. Tenemos una fuerte ventaja comparativa en comparación con otros países. Nuestros costos son más bajos que los de Chile, en parte porque nuestro suministro eléctrico es mucho más económico y confiable. No tenemos las incertidumbres que hay en algunos otros países, como por ejemplo el Congo y Zambia. Tenemos una larga lista de proyectos, aparte de los cuatro ya mencionados, que podrían iniciarse una vez que el Gobierno y las regiones se decidan a realmente promover la inversión minera responsable: Conga en Cajamarca, proyecto ya muy avanzado pero en el cual hay que solucionar la resistencia política local; Quellaveco en Moquegua, proyecto que está atracado desde años en parte porque el concesionario Anglo-American parece no tener la voluntad financiera para iniciarlo; Galeno, Michiquillay, La Granja y Cañariaco, todos en la zona sur de Cajamarca y su frontera con Lambayeque, Los Chancas y Haquira en Apurímac, y dos proyectos cercanos a la costa en Arequipa: Tía María y Zafranal.

Ya los cuatro proyectos en construcción le darán un fuerte impulso al crecimiento del PBI en 2014, 2015 y 2016. Si logramos empezar a empujar los otros proyectos listados –y hay muchos más- el Perú podría asegurar un crecimiento económico superior al 7% en la próxima década. Naturalmente, necesitamos crecimiento integral, que enfatice las reformas esenciales en educación, infraestructura, salud pública y seguridad, pero al mismo tiempo necesitamos los billetes verdes que vienen de la minería y nos financiarán una buena parte de este crecimiento. Por eso, es urgente tener una política clara que promueva la actividad que más divisas nos ha dado a lo largo de los últimos 20 años: la minería responsable.

Finalmente, sí tenemos la posibilidad de industrializar nuestra minería. Ya la Southern Peru Copper ha demostrado en Ilo que puede exportar cobre "blíster" industrializado, en vez de concentrados pesados en los cuales estamos transportando 60% de material estéril de nuestras costas hasta China o Europa, pero para acelerar ese valor agregado necesitamos que el gas llegue a las grandes fundiciones que se podrían construir, sobre todo, en el sur del Perú. Teniendo un plan y una visión de ese tipo, podríamos avanzar. Estoy convencido de que lo haremos al final porque las grandes fundiciones en China, en Estados Unidos y en Europa cerrarán porque les será demasiado costoso poner los nuevos equipos anti-polución que son esenciales para su medio ambiente sin rehacer sus fábricas. Para el Perú, podemos partir desde cero con equipos de última generación. ¡Manos a la obra!