Los candidatos al Congreso por las distintas agrupaciones políticas recorren los distritos tratando de ganarse votitos, algunos de ellos ni siquiera saben cuál será su labor y ofrecen cosas que no podrán cumplir; como resolver el problema de salud pública o el transporte urbano, cuando esos problemas requieren de soluciones administrativas y ejecutivas, cuyas leyes ya están dadas.

Los legisladores tienen tres funciones claramente determinadas por la Constitución; y estas son: la función legislativa, que corresponde al debate y aprobación de leyes, reformas y resoluciones legislativas; la función de control político, que tiene que ver con los actos e investigaciones y la aprobación de acuerdos sobre la conducta política del Gobierno; y por último las funciones especiales, que los obligan a elegir al defensor del Pueblo, a los miembros del Tribunal Constitucional, del BCR y al Contralor.

Entonces, todas esas promesas de los candidatos que ofrecen resolver sus problemas, como si se tratara de autoridades todopoderosas, son solo mentiras y embustes; solo basta leer los eslóganes en sus pancartas: “Todo por el Perú”, “Tú y yo juntos”, “Es hora de la juventud”, “Yo tengo ganas…”, “Capacidad y trabajo”, “Más cárceles”, “Juntos al poder”, etc. ¿De verdad se creen todo eso?

Seamos conscientes a la hora de emitir nuestro voto y no elijamos a congresistas aprovechadores, “robacable”, “comeoro”, “comepollo” o “pegamujeres”; ni aquellos que tienen un pasado judicial que los descalifica. Y analicen, sobre todo, a los congresistas que van a la reelección y averigüen qué hicieron durante cinco años. No se dejen comprar con dádivas, regalitos o canastitas de víveres, porque una vez elegidos nunca más sabrán de ellos.