Con ocasión de la Navidad pasada escribí en esta columna: “Este año es uno de los mas terribles que nos ha tocado vivir. En el mundo, la pandemia del COVID-19 según datos reportados por la Johns Hopkins University, ya ha registrado 78 millones de casos, ha cobrado la vida de mas de 1,7 millones de victimas en los 191 países afectados, a la que hay que sumar la reciente amenaza de una mutación mas contagiosa originada en el Reino Unido” (Correo. “NAVIDAD PARA (NO) OLVIDAR”).

Sobre nuestro país, expresé: “En el Perú, ya se han reportado un millón de casos, con 37,218 victimas mortales... En lo económico, también ha sido un desastre. Se perdieron mas de un millón de empleos....Para completar ... una permanente crisis política ha entregado las riendas del aparato del Estado en las manos de un gobierno transitorio, incapaz de solucionar la crisis social que su precipitada ambición de poder ayudó a atizar”.

Un año después, aun con el avance de la vacunación, la situación mundial en el marco de la pandemia no ha variado significativamente. Hoy, nos vuelve a amenazar otra variante denominada ómicron proveniente de Sudáfrica, que está obligando a los países en donde ya se ha presentado a retomar medidas de restricción sanitaria que afecta la movilidad humana y el comercio en general, lo que los pone casi en el punto de partida de la pandemia originaria.

Nuestro país reporta a la fecha más de dos millones de contagios y 202,338 víctimas mortales según cifras oficiales, y el ómicron apenas si comienza. La tercera dosis de la vacuna para los casi siete millones de personas que ya cuentan con doble dosis, se torna imprescindible para contener lo mejor posible los efectos de esta nueva variante del COVID-19 altamente contagiosa. Estamos recibiendo, lamentablemente, otra sombría Navidad. Hagamos votos por que la del 2021 sea la última con esta característica y en el nuevo año, nuestro esfuerzo por mantener la protección sanitaria debida, nos permita recibir al final del 2022 una verdadera y merecida ¡Feliz Navidad!