La cuarentena no solo está generando que las familias se unan y compartan momentos invalorables que se perdían inevitables por un mundo agitado y sin control, pero también, lamentablemente, parece haber provocado que aumente esa fauna hambrienta y despiadada de seres que detrás de un teclado solo se dedican a escribir lo que se les viene a la cabeza, sin el más mínimo criterio; lo elemental es su divisa.

La última hazaña de estos fue insultar y minimizar de la forma más artera a la actriz Stephanie Orúe, quien se encarga de difundir los contenidos de “Aprendo en casa”, programa estatal que ofrece educación a distancia debido a la pandemia por el nuevo coronavirus. ¿Cuál era la indignada protesta de los dictadores de las redes? Que la artista no es profesora y no está capacitada para esa labor.

Hay quienes le dijeron “chica reality” y los más idiotas le recordaron sus escenas en una película, como si interpretar un papel para una actriz fuera representar la propia vida.

Lo dijo Stephanie, y también lo repiten Patricia Barreto y Fátima Saldonid. Dos de ellas actrices y una comunicadora involucradas en “Aprendo en casa”. Las tres admiten que no son maestras. Explican además que ellas son solo un nexo entre los alumnos y sus profesores, los que luego van a desarrollar los temas que se proponen con sus alumnos.

Y la pregunta cae de madura: ¿Por qué no eligieron profesoras tituladas para el proyecto? Pues habría que explicarles con manzanitas —a quienes siempre le ven tres pies al gato— que este programa se tuvo que lanzar contra el tiempo, que los contenidos los elaboran profesionales en la materia, que los medios visuales tienen su propio lenguaje y que para eso hay una preparación que sí tienen actrices y comunicadores. Había que correr contra el tiempo.

Finalmente, lo que se busca es motivar a los estudiantes que no están en su hábitat natural y para eso hay que apelar a recursos hasta de gestualidad, tono de voz, actitud, para que los niños y adolescentes se mantengan atentos a lo que ven en las pantallas.

Quién sabe que a partir de ahora, tras los efectos de la pandemia por el Covid-19, la educación tradicional tenga que irse alternando con contenidos que se transmitan mediante nuevas plataformas. Los maestros tendrán que prepararse para estos nuevos retos. El futuro ya está aquí.