GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Un partido popular es siempre la expresión nacional del realismo performativo. El realismo eficiente es la metodología fundamental de toda acción política. Toda reforma debe surgir de la realidad nacional, y toda política de desarrollo debe nacer del estudio y del análisis cuidadoso de los problemas de la gente, especialmente de los problemas de los más pobres del Perú. El realismo político es el método eficaz de un partido que aspira a representar los intereses de la mayoría. Y el liderazgo siempre nace de conocer la realidad del país y formular soluciones a sus problemas. Para conocer la realidad de un país se necesita una política de comunión con el pueblo.

La comunión política se plasma en la auténtica identificación de la dirigencia del partido con los intereses del pueblo. Esta demofilia debe tener un sustento científico concreto: buenas prácticas que puedan evocarse para transformar la realidad. La política realista no se basa en utopías ideológicas o contrafácticos teóricos. La política realista está unida al estudio pormenorizado de la problemática nacional. Por eso, aunque acepta y recibe la influencia de tendencias globales, siempre busca aplicarlas de manera peruanista. Toda política realista es una prolongación de la peruanidad.

El realismo político no pierde el tiempo en disquisiciones teóricas ni discusiones bizantinas. Los problemas seculares del Perú deben ser resueltos apelando a la evidencia empírica, no a los datos sesgados de los que viven de consultorías infinitas. La gestión por resultados, el public management y la construcción de un Estado funcional son los signos distintivos de esta política realista. Por eso, a cada pueblo su gestión, a cada problema una solución, que debe desarrollarse en función de una circunstancia concreta. Abandonar el remedio teórico y pasar a la acción práctica es el objetivo político de un partido popular. La realidad suplanta a la ideología.